Las ganas de comprar chocan con las altas valoraciones
Allá por el verano se puso de moda la expresión 'burbuja de expectativas', según la cual los inversores habían descontado un escenario económico muy bueno basándose sólo en las expectativas, y no en las realidades. Posteriormente las cifras dieron la razón, al menos de forma momentánea, a este comportamiento optimista. Así que se volvió a fraguar otra burbuja de expectativas, más convincente que la primera, al estar dotada de una base más sólida.
Luego pasa lo que pasa. Ocurre que Intel presenta unos resultados excelentes, pero advierte de un descenso de ingresos en el primer cuarto de este año. Y las Bolsas bajan. Algunos inversores se preguntarán qué necesitaba el mercado para darse por satisfecho. Pero la respuesta no está en Intel, sino en las mesas de negociación. Por muy buenos que sean los resultados de una empresa, siempre será posible que las expectativas fuesen aún mejores.
De este modo, en el arranque de la temporada de resultados de Wall Street queda claro algo que es, por otra parte, evidente. Por mucho que haya mejorado el sentimiento de mercado, a Intel no le resultará fácil agradar después de haber multiplicado su precio por dos en un año.
La mayor parte de los expertos llevaban días advirtiendo de la posibilidad de una corrección. No de caídas esporádicas, sino de un descenso durante un par de semanas. Algo que entraría dentro de lo normal y que encaja perfectamente en una etapa de presentaciones de resultados empresariales.
Ahora bien, el mercado actual ha demostrado tener ganas de comprar. Aunque pierde el resuello por momentos, se presenta mucho más sólido que el de hace un par de meses. Está alimentado por la gran cantidad de liquidez en el mercado que no puede ser invertida en activos alternativos.
Mientras tanto, el Banco Central Europeo dice basta en lo que a la subida del euro se refiere. Ha logrado frenar la moneda, que empezó la semana en 1,29.
Rotación sectorial
El convencimiento de que el recorrido del mercado es cada vez más limitado incentiva la rotación sectorial de activos, un estilo de inversión apropiado de épocas de impasse. Hoy nos cambiamos de telecomunicaciones a bancos y mañana saltaremos a automóviles.Al final, los movimientos en los índices vienen determinados por el peso de cada sector. Así ocurrió, por ejemplo, en la sesión de ayer. Tiraron de las Bolsas europeas los valores de farmacia, automovilísticos y las aseguradoras.Tres sectores que apenas están representados en el parqué español que, por esta razón, quedó rezagado en las subidas del resto de la zona euro y fracasó, una vez más, en el asalto a los 8.000 puntos. La temporada de resultados empresariales en Estados Unidos y fusiones como la de JP Morgan y Bank One son factores susceptibles de incentivar la rotación sectorial de activos.