Más grandes, más brillantes
Dicen los estudiosos de la historia de la joyería que el ciclo económico condiciona la joya a la inversa. Cuanto más boyante es la economía, la joya es más escueta, se busca más concretismo y calidad en las piedras preciosas. Quienes conocen el mercado creen, sin embargo, que el sector vive una auténtica revolución que ha enterrado estos viejos esquemas.
'La moda ha impactado de tal modo en el mundo de la joyería que ha roto tendencias históricas. Hoy se piensa más que nunca en el diseño. No tanto en la joya como una inversión, sino como un accesorio que se lleva y se exhibe con alegría', explica Alfonso Durán, de Durán Joyeros.
Así, las joyas ganan en espectacularidad, se hacen más grandes, más brillantes, con más color. Piezas rotundas para provocar admiración. Es el fin del minimalismo.
El mes pasado se vendió una gargantilla de Van Cleef and Arpels en Christie's por 56.400 euros
'Hace diez años se llevaban pequeñas. Las señoras se ponían muchos anillos pequeños en el mismo dedo, varias pulseras finas y varias cadenas de oro. Hoy se lleva una única pieza, pero mucho más importante', asegura Beatriz Nicolás, directora de marketing de Carrera y Carrera.
'La gente está aumentando su presupuesto para comprar joyas, pero se fijan mucho más en el diseño. Nuestra flúltima colección Allegra apuesta por el optimismo económico y las piezas han ganado en dimensión y en colorido. Se bebe en fuentes del clasicismo, pero en una versión muy moderna, con ediciones limitadas y piezas exclusivas', señalan fuentes de Bulgari.
'El retorno a los setenta y a los ochenta en las prendas de vestir se ha trasladado también a las joyas, que huyen de la crisis económica. Triunfan las más generosas, los mayores volúmenes', recalca Jesús David Agreda, director de comunicación de Chocrón Joyeros.
La joya como inversión
Pero al margen de modas y tendencias en el gusto, la joya es una inversión y a quien la compra le acompaña siempre cierta sensación atávica de seguridad en el futuro. Diego Albert, director de tasación del Instituto Gemológico, explica que 'no es una inversión a corto plazo, pero es un valor seguro, nunca a la baja, transportable, realizable en cualquier momento y en todo el mundo'. En su opinión, los momentos de euforia bursátil son los más propicios para la venta de obras de alta joyería de 30.000 a medio millón o incluso el millón de euros.
No hay joya que se precie que no lleve un diamante, al que sigue en importancia la esmeralda, el rubí o el zafiro. No obstante, empiezan a conquistar el mercado una serie de gemas que antes se consideraban semipreciosas, cada vez más utilizadas por fabricantes de prestigio y que están adquiriendo precios altísimos, como la tanzanita azul, el granate o la tsavorita. En todo caso, difíciles de superar a los de la piedra reina. Un diamante de color rojo de 0,50 kilates se vendió recientemente en subasta por 900.000 euros.
Precios así, dicen los expertos, explican el interés creciente de los coleccionistas por piezas de calidad y peso. Pero no sólo. Se buscan también piezas de ediciones limitadas o exclusivas de las firmas más prestigiosas, con un fuerte potencial de revalorización. Hace un mes, Christie's adjudicó una gargantilla de Van Cleef and Arpels de oro y diamantes por 56.400 euros y se vendió otra gargantilla de estilo art decó de platino, diamante y ónix por 82.250 euros. Son ventas recientes, pero no las más llamativas. En ocasiones, los precios han llegado a los millones de euros.
Sin ir tan lejos, los joyeros están contentos. El sector sale del letargo y los clientes saben cada vez mejor lo que compran, aunque 'los hombres se preocupan más por el valor de la joya y las mujeres piensen más en términos estéticos', insiste Durán.
La alegría bursátil llega a las joyerías
Las joyas se compran, en ocasiones, por impulso pero generalmente sólo si el dinero sobra, así que nada como el optimismo económico para animar el mercado. 'Una buena operación bursátil o una buena operación inmobiliaria son dos circunstancias que pueden llevar a muchos compradores a las joyerías', señala Diego Albert, del Instituto Gemológico. Así, en su opinión se avecina 'un buen momento, sobre todo cuando se frene un poco la inversión en inmuebles'.Alfonso Durán cree que la recuperación ya se nota, sobre todo en el tramo de clientes de la banda medio alta que pueden gastar de 4.000 a 8.000 euros en una pieza. Es en este segmento donde los joyeros perciben que las ventas están aumentando más. En el tramo medio, de 1.500 a 3.500 euros, la recuperación va más lenta porque la confianza todavía no es tan grande.'En el segundo semestre se ha vivido una recuperación del sector y la cosa va a más', comenta Alfonso Durán. Firmas como Carrera y Carrera están cerrando ahora las cuentas del año y esperan aumentos de la facturación en torno al 36%.Massimo Tucci, de Bijem, y experto en diamantes recuerda que la depreciación del dólar y la revalorización de las materias primas como el oro y los diamantes hacen que sea un periodo 'inmejorable' para invertir. En lo que todos coinciden es que el sector ya no vive con tantos altibajos y pese a los ciclos 'las ventas se estabilizan'.
Sugerencias Qué hacer si quiere vender sus joyas
l Antes de nada debe conocer muy bien el tipo de joya (antigua, colección, inversión...) que posee, por lo que necesitará una tasación o una peritación. Se puede hacer en el Instituto Gemológico.l Una vez tasada debe dirigirse a profesionales especializados en su comercialización. El tasador puede orientarle, pero nunca participar en la operación. Lógicamente debe definir sus prioridades. ¿Necesita vender la pieza con rapidez?, ¿puede esperar?l Lo normal es acudir a una subasta, donde se pueden encontrar muchos más compradores de todo el mundo. Sotheby's y Christie's son las casas de subasta de mayor prestigio y donde se han cerrado las mayores ventas, tanto en joyas de colección como en piedras preciosas. En piezas de mucha importancia los precios llegan a superar el millón de dólares.