Samsung cierra por sorpresa su única fábrica en España
La crisis por la que están atravesando las empresas del sector electrónico, con cierres de fábricas en todo el mundo, ha cogido a España por sorpresa, y pocos días después de que Philips desatara en Cataluña una tormenta política por anunciar la clausura de una planta, ha sido la coreana Samsung la que ha dicho que cierra su única planta española, situada en Barcelona, con 400 trabajadores.
Samsung Electronics Iberia, filial española de la multinacional coreana Samsung, informó ayer a la Generalitat de Cataluña del cierre su planta en Palau de Plegamans (Barcelona), donde trabajan más de 400 personas, según confirmaron a Efe fuentes de la empresa, que han señalado que se trata de un repliegue en toda la UE.
Junto con el cierre en Palau de Plegamans, Samsung Electronics ha decidido cerrar también sus factorías en Gran Bretaña yHungría, por lo que el grupo coreano se repliega en Europa para centrarse en sus plantas en China. El presidente de la filial española, S. H. Shin, se reunió ayer con el nuevo conseller de Trabajo de la Generalitat, Josep Maria Rañé, para informarle de la decisión de Samsung.
Hoy está previsto que la dirección de la empresa se lo comunique a los trabajadores afectados, aproximadamente la mitad de los más de 900 que forman la plantilla de Samsung en España.
La factoría de Palau de Plegamans fabrica combos DVD, pantallas LCD, TFT y retroproyectores y, hasta hace unos meses, teléfonos móviles. Samsung en España tiene beneficios y registró ventas de 799,6 millones en 2002, lo que supuso un aumento del 12,7% respecto al año anterior. De este volumen de negocio la fábrica que ahora cierra Samsung aportaba una facturación de 449 millones en productos que básicamente se exportaban a Francia y Gran Bretaña. Para 2003, las previsiones eran que las ventas siguiesen creciendo y que se colocaran al cierre del ejercicio en 925 millones.
El vicepresidente de la empresa, Alexandre Blasi, ya advirtió hace un año de que iba a plantear un plan de mejora de la productividad para reducir a la mitad sus costes para competir con las nuevas factorías del grupo en Hungría y República Checa.