Pepsi bendice la imitación de su refresco en Irak
Uno de los iconos de la cultura estadounidense, Pepsi Cola, vuelve oficialmente a Irak. Pepsico ha llegado a un acuerdo con quienes han estado fabricando la genuina bebida de forma fraudulenta en aquel país durante 14 largos años.
Pepsico desembarcó en Irak en la década de los cincuenta, y ese país se convirtió en uno de sus principales mercados en Oriente Próximo por la larga tradición en el consumo de refrescos fríos debido al calor. Pero la guerra forzó su salida en 1990 y, desde entonces, la compañía Baghdad Soft Drinks ha estado embotellando y distribuyendo una bebida de cola sin marca, en botellas de Pepsi importadas desde países como Turquía o Irán.
Sentado en su oficina de la fábrica embotelladora de Baghdad Soft Drinks, su director ejecutivo, Hamid Jassim, se muestra muy satisfecho con su visita a los peces gordos de Pepsico la semana pasada. La empresa de Jassim ha sido premiada con una licencia por cinco años como distribuidora exclusiva de las bebidas de Pepsi en la región central de Irak. Aunque rechaza facilitar los detalles económicos del acuerdo, asegura que 'el pacto afecta a una suma millonaria'.
Tras su salida en 1990 por la guerra, la multinacional retorna al país asiático en busca de un mercado potencial de 26 millones de consumidores
En opinión de Jassim, 'nuestro mercado es muy prometedor y puede convertirse en uno de los mejores del mundo'. Y justifica su optimismo en que: 'Aquí hace mucho calor, pero a los iraquíes no les gustan los zumos, prefieren las bebidas suaves'.
Una vez derrocado Sadam Husein y sin sanciones a la vista, uno de los gigantes del negocio mundial de refrescos retorna a un mercado con un potencial de 26 millones de consumidores, la mitad menores de 26 años, lo que lo convierte en un suculento pastel.
El acuerdo con los ejecutivos estadounidenses no ha sido fácil. Jassim reconoce el enfado de la multinacional por el largo periodo de falsificación, pero alega: '¿Qué podíamos hacer? Era imposible despedir al personal'. No obstante, la fábrica permaneció cerrada algunas semanas durante la invasión, pero la producción se reanudó al poco tiempo.
La mayoría de la sociedad Baghdad Soft Drinks está en manos de 30.000 accionistas privados. El 35% está controlada por instituciones oficiales y más del 10%, por Uday Husein, uno de los hijos fallecidos del dictador. Ahora, el dinero obtenido con el nuevo acuerdo se destinará a la expansión de la empresa, que ocupa a 1.300 empleados. Las previsiones apuntan hacia un aumento de la plantilla de 700 personas hasta fin de año y de otras 2.000 en el horizonte de 2005. Con este empuje, el objetivo es triplicar la producción en la planta principal de Bagdad. Algunas de las viejas máquinas embotelladoras, con más de 20 años a sus espaldas, serán sustituidas por otras nuevas y un grupo de empleados viajará al extranjero para ponerse al día en cuestiones tecnológicas. En junio, los planes pasan por iniciar la producción de Pepsi en latas de aluminio en colaboración con una empresa alemana. No se tratará sólo de colas, sino de refrescos como Mirinda y Seven Up.
Respecto al clima político, Jassim asegura que 'el sentimiento antiamericano no perjudicará a la marca, ya que los iraquíes saben que la empresa les pertenece'.