Siete semanas consecutivas al alza en el Ibex
La sesión prometía nuevos máximos. En los primeros compases del día la Bolsa española superó la barrera psicológica de los 8.000 puntos con la que llevaba peleando las últimas jornadas. El buen comportamiento de Wall Street la víspera animó a los inversores, pero la conquista resultó muy efímera. La cota se resiste y pronto la cautela se impuso a la espera de conocer los datos de desempleo en EE UU.
El indicador trajo sorpresas negativas y desde su publicación las ventas se convirtieron en la norma. La tasa de desempleo cayó hasta el 5,7%, pero lo que realmente decepcionó fue que tan sólo se crearan 1.000 empleos frente a los 150.000 que auguraban los expertos.
La debilidad del empleo es uno de los mayores riesgos para la economía estadounidense y la reacción del mercado no se hizo esperar. El Ibex perdió un 0,24% y rompió con cuatro ganancias consecutivas para cerrar en 7.924,6 puntos.
Telefónica (-1,65%), motor de las alzas de la Bolsa este año, sufrió uno de los mayores retroceso del Ibex y también rompió con la racha alcista que le ha caracterizado este ejercicio. Indra (-1,93%), Acerinox (-1,35%) y Amadeus (-2%) fueron otras afectadas, mientras que la gran banca tuvo resultados dispares. BBVA cayó un 0,09% y Santander subió el 0,74%.
El volumen de negocio siguió fuerte, aunque menor al del miércoles. Los inversores movieron 2.240,2 millones de euros sin contabilizar operaciones especiales ni bloques.
La caída del Ibex ayer se moderó a última hora. Noticias de que Estados Unidos rebajará el nivel de alerta terrorista a elevado desde alto ayudaron y esto unido al buen arranque este ejercicio permitió que el balance semanal resultara sólido. El Ibex logró el sexto avance consecutivo al anotarse un 0,57%. Un comportamiento no visto desde finales de diciembre de 1999 cuando en la tercera semana de aquel mes encadenó el décimo avance semanal.
La deuda avanza con fuerza
La caída moderada que sufrió la Bolsa ayer tras conocerse los datos de empleo en Estados Unidos contrastó con la fuerte subida que experimentó la deuda. El precio del bono español a 10 años avanzó un 2,09% y su rentabilidad, que se mueve a la inversa, cayó hasta 4,130%, un nivel no visto desde principios de octubre de 2003. La expectativa de tipos bajos aceleró las compras en renta fija.