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Lealtad, 1

Bajistas conversos, la gran familia

Contaba el maestro Kostolany en una de sus grandes obras literarias dedicadas a la Bolsa que entre los grandes peligros que acechan al mercado se encuentra el del bajista converso. Suele estar años y años predicando el fin del mundo, el crash, la baja descontrolada presa del pánico. El bajista sucumbe, sin embargo, con el paso del tiempo, porque lo que él predecía no se produce.

Lo peor, decía Kostolany, es que suelen cambiar de dirección, ponerse a favor de la tendencia cuando ésta ha llegado a su fin. O, en otras palabras, cuando el bajista empedernido se convierte al alza, como el infiel o el morisco de hace siglos, hay que considerar que algo cambia y no a favor del mercado.

Acabamos de conocer que Richard Bernstein, el más bajista de los gurús de Estados Unidos, ha elevado su previsión para el S&P 500 hasta 1.010 puntos, es decir, por debajo del nivel actual. Lo curioso es que a principio de diciembre apostó por que 2004 acabaría en niveles de 890 puntos. Es decir, el bajista de marras apenas ha tardado un mes en rectificar sus predicción. Además, lo ha hecho con el ejercicio en pañales. Por si acaso.

Bernstein cuenta a los medios que le consultan que la mejora de las valoraciones y el buen momento técnico del mercado han provocado este cambio en su pronóstico. Aun así, sigue como el gurú que peor comportamiento espera para la Bolsa estadounidense este año. El experto va más lejos, sin inmutarse como otros muchos, quizá porque en ello van sus sueldos, y recomienda conservar un 45% de la cartera en acciones, otro 45% en bonos y un 10% en liquidez.

Comprobada y asumida la celeridad con que se suceden los acontecimientos en la denominada economía global y cómo los estados de ánimo e índices de confianza se superponen al instante con los datos económicos, no es descabellado apostar por que antes de final de mes se produzca otro giro en las recomendaciones. La semana que viene es posible que el gurú citado, en línea con otros visionarios, cambie los acentos y vuelva por sus fueros, incluso con apuestas más bajistas que las que hizo en diciembre, porque lo que está demostrado es que un bajista se convierte al alza pero sólo durante un tiempo, nunca por los siglos de los siglos.

Los primeros pasos de 2004 se muestran firmes. El seísmo del mercado de divisas con el dólar a la deriva, aunque sin ahogarse, que es lo que ha dicho, o parecido, un miembro de la Reserva Federal, no tiene el impacto previsto, porque los mercados juegan la carta de un mayor crecimiento económico. Pasan por alto posibles subidas de tipos y nuevas zozobras monetarias. Por ahora.

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