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CincoSentidos

Cámaras digitales para todos

Durante los seis primeros meses del año pasado se han vendido más de 20 millones de cámaras digitales en todo el mundo, según la consultora Info Trends Research Group. Si hablamos de España, en 2002 se facturaron más de 300.000 unidades, un 23% del total de cámaras vendidas y tres veces más que el año anterior. Además, según las últimas previsiones, con el ritmo actual de ventas, en menos de cinco años las cámaras de carrete empezarán a cotizarse como objetos de museo.

Hasta ahora, la fotografía digital era patrimonio de unos pocos. Sobre todo porque el aficionado sólo tenía dos opciones: gastarse una fortuna o comprar una cámara que le permitía muy pocas opciones, máquinas con resoluciones pobres y ópticas de baja calidad. Las fotos apenas servían para colgarlas en la Red y disfrutarlas en el ordenador, pero no podían imprimirse con calidad en un tamaño aceptable.

Este año, por fin, las cámaras digitales se presentan como una alternativa clara y sólida a las máquinas de carrete. Sobre todo gracias a la bajada radical de los precios en las cámaras de resolución básica. La calidad de una foto es directamente proporcional a la definición de su sensor y se mide en millones de puntos (megapíxeles). Para conseguir imágenes en papel con la misma calidad que las cámaras analógicas hay que elegir una máquina digital con sensor a partir de los dos o tres megapíxeles. Las cámaras por debajo de estas resoluciones permiten hacer fotos con una calidad aceptable para ver en el ordenador, el televisor o colgarse en Internet, pero resultan insuficientes para pasarlas a papel. Los modelos más vendidos son precisamente los de dos y tres megapíxeles, que representan más del 40% del total de cámaras vendidas.

Otro punto clave es la calidad de la lente. Un elemento que, a veces, pasa desapercibido, pero que resulta muy importante para conseguir fotografías limpias, nítidas y naturales. Lo mejor es apostar por ópticas reconocidas, como la Carl Zeiss que usa Sony en sus mejores cámaras, o las de firmas reconocidas como Pentax y Nikon.

Después de estos dos elementos clave, hay que valorar datos como el zoom óptico que permite tomar primeros planos a distancia sin bajar la definición. O como la autonomía. Dado que la batería de las cámaras suele durar poco, lo recomendable para usuarios intensivos es completar el equipo con una batería de reserva.

Salvados estos aspectos fundamentales, incluyen otras prestaciones valoradas de distinta manera por cada aficionado. Por ejemplo, suelen acompañarse de varios modos de foto, flash más o menos automático y efecto antiojos rojos.

Para almacenar las fotos, las cámaras digitales emplean tarjetas con memoria de estado sólido. Se trata de unas pequeñas pastillas regrabables del tamaño de un sello de correos capaces de almacenar fotos digitales en su interior. Normalmente, las cámaras incluyen de serie tarjetas con poca capacidad, y es mejor añadir una tarjeta más densa para guardar fotos en alta calidad sin agotar rápidamente la memoria. Los últimos puntos importantes que hay que tener en cuenta al elegir la cámara son el peso y el tamaño.

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