El PER es un término que envejece rápido
A los noveles les cuesta aprender el palabro importado de la cultura anglosajona. Existen multitud de definiciones del PER (múltiplos en terminología nuestra), aunque la de comprensión más fácil es el tiempo que un inversor tardaría en recuperar su inversión a través de los beneficios de la compañía o compañías en que ha invertido. A mayor PER tiempo más prolongado, y al revés. Por eso, un PER bajo preludia Bolsas al alza y viceversa.
El término ha conocido múltiples avatares en los últimos 50 años. Incluso llegó a desaparecer de la literatura bursátil en el comienzo y engorde de la burbuja tecnológica, porque los valores así definidos o no tenían PER, tal era el cúmulo de pérdidas y más pérdidas, o éste alcanzaba niveles estratosféricos, en la mayor parte de los casos por encima de las 100 veces, que es lo mismo que decir que el retorno de las inversiones efectuadas en esas compañías sería superior a los 100 años, más que toda una vida.
En los años felices de la burbuja se puso de moda el término creación de valor, que no era otra cosa que inflar el precio de las acciones sin reparar en costes ni en excesos. También se suprimió entonces el concepto rentabilidad por dividendo, porque no interesaba. El dividendo sonaba a rancio, a demasiado viejo. No era propio de esos tiempos marcados por la exuberancia. Estalla la burbuja y donde se dijo digo se dice Diego. Vuelve a ponerse de moda el PER, como unidad que pretende medir la valoración de una empresa, si está cara o barata, y, por supuesto, la rentabilidad por dividendo como guía de toda inversión en Bolsa que busque abrigo y nula volatilidad.
En los inicios de 2004 el PER vuelve a la carga. Los estudiosos resaltan la bondad de este indicador en el caso de los mercados europeos, porque se encuentra por debajo de la media histórica. En el caso concreto de la Bolsa española apenas supera las 12 veces con beneficios previstos para este ejercicio.
El PER, no obstante, tiene sus detractores. Hemos asistido recientemente a un debate al respecto cuyos ecos lejos de haberse apagado retumban con más fuerza. ¿Por qué se dice que esta o aquella empresa están baratas con un PER 10, incluso menos, cuando la tecnología que venden en un año se ha quedado obsoleta? ¿Cómo valorar el PER en su justa medida en un mundo globalizado, con productividad creciente y exceso de oferta? Algunos estudiosos señalan que los inversores y analistas deben revisar sus proyecciones y situar la media histórica del PER más baja que la que dice la estadística. Resultaría que un alto número de empresas, y de Bolsas, estarían sobrevaloradas a los niveles de precios actuales.