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Tribuna
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La tecnología es la clave

La capacidad tecnológica de las empresas japonesas ha entrado en una nueva etapa que se hace patente en la recuperación de la economía del país. Por ello, el autor destaca la necesidad de que España intensifique sus actuaciones en el campo tecnológico

La mejora de las perspectivas de las empresas japonesas se hace patente. Según los datos de diciembre del Tankan, publicados por el Banco de Japón, el índice de confianza empresarial (DI) de los principales fabricantes aumentó 10 puntos respecto al dato de septiembre. Esto significa tres trimestres consecutivos de mejora, alcanzando un nivel que no se conseguía desde hacía seis años.

Detrás de la significativa recuperación de las empresas se encuentra la aparición de nuevos productos que integran tecnologías digitales, de imagen y comunicación, campos en los que destaca Japón. Los consumidores japoneses, conocidos internacionalmente por su gusto por las novedades, así como por su nivel de exigencia, son los que ayudan a impulsar esta demanda: televisores planos de cristal líquido y de plasma, grabadoras DVD, cámaras digitales -considerados éstos los tres productos estrella-, terminales audiovisuales en los móviles, materiales de soporte, sistemas LSI, etcétera. También se pueden incluir los automóviles con tecnologías innovadoras en el campo de la información y el medio ambiente, así como otros desarrollos que incorporan un alto valor añadido.

El Plan e-Japan lanzado por el Gobierno japonés se ha convertido en uno de los pilares de la positiva evolución de las empresas

Sin duda, las inversiones privadas en bienes de equipo están aumentando gracias a este tirón. El Tankan ha registrado una corrección al alza de las inversiones en bienes de equipo y se espera que en 2003 las inversiones de los principales fabricantes aumenten un 11,1% respecto al año anterior y se avance un 3,5% en el conjunto. La evolución de las exportaciones hacia Asia también se ve influenciada por este fenómeno.

El Plan e-Japan lanzado por el Gobierno japonés se ha convertido en uno de los pilares de la positiva evolución de las empresas. Este plan se creó en 2001 con el fin de 'ser uno de los países más avanzados en la tecnología de la información en un plazo de cinco años ', conscientes del retraso de Japón en la difusión de Internet. Los logros son evidentes en el avance de la competitividad en el mercado de telecomunicaciones y, según el informe Internet reports - birth of the broadband de la UIT (unión internacional de telecomunicaciones) publicado en septiembre, actualmente Japón proporciona la banda ancha más barata y más rápida del mundo.

También hay que prestar atención a la digitalización terrestre. Desde el día 1 de diciembre ha comenzado la emisión digital terrestre en las tres principales zonas metropolitanas de Japón: Tokio, Osaka y Nagoya. En 2011 el sistema digital reemplazará al analógico y ello significará un considerable aumento de la demanda que abrirá nuevas oportunidades, desde las emisoras hasta los hogares.

El Informe sobre la competencia mundial 2003 que publica el Foro Económico Mundial, organizador de la Cumbre de Davos, señala que las empresas japonesas han tenido hasta ahora una alta valoración internacional por su capacidad competitiva en el campo de la tecnología. La inversión en I+D es lo que ha sostenido dicha capacidad tecnológica. El porcentaje de I+D en el PIB alcanzó el 3,2% en el año 2000, superando los niveles de Estados Unidos (2,7%), Alemania (2,5%), Francia (2,1%) y Reino Unido (1,9%). Si comparamos el número de científicos o de patentes registradas por número de habitantes, Japón también se sitúa en un puesto elevado. En cuanto a España, el nivel de I+D en el PIB se limita a 1%. Tal y como indican varias instituciones internacionales, entre ellas la OCDE, si se tiene en cuenta su nivel de competitividad internacional, es imprescindible que España intensifique las actuaciones en el campo tecnológico.

Japón ha estado sufriendo durante largos años la presión de los créditos morosos, así como de los malos resultados de las empresas debido a la deflación, todo ello como consecuencia del estallido de la burbuja financiera. Sin embargo, no por ello la capacidad de desarrollo de la tecnología se vio mermada y ésta logró sobrevivir captando los cambios estructurales que se estaban produciendo en la sociedad y la economía. Es cierto que todavía existen compañías con cuantiosas deudas y las actividades de las empresas que siguen manteniendo una estructura obsoleta están estancadas. Además, a pesar de que el índice de precios de octubre cambió su tendencia hacia tasas positivas por primera vez en cinco años y medio, todavía no podemos hablar de una erradicación de la deflación. No obstante, no debemos fijarnos sólo en estos aspectos negativos, como algunas veces observo que se hace en España, sino percatarnos de los cambios estructurales que avanzan con paso lento, pero firme.

No hay duda de que la capacidad tecnológica de las empresas japonesas ha entrado en una nueva etapa.

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