El algodón no engaña, o sí
Los impactos publicitarios tienen a veces tanta fuerza que frases manidas acaban incorporándose al acervo popular para convertirse en tradición. El ejemplo del mayordomo pasando el algodón por suelos y paredes como prueba inequívoca de que el limpiador que se había utilizado previamente dejaba todo sin mota de polvo es botón de un muestrario amplio. Todo el mundo conoce, entiende y deduce lo que quiere decir la prueba del algodón.
En la Bolsa actual, con los índices encaramados en el tejado de los máximos y con importantes soportes, sólidos paracaídas, cuando se proyectan situaciones bajistas, hay expertos empeñados en pasar el algodón por suelos y paredes a la búsqueda de motas de polvo. Las valoraciones, así, vuelven a la palestra.
El auge, esplendor y posterior caída de los valores tecnológicos aborrecieron términos seculares de medición bursátil como el PER, entre otros. La razón estaba en los niveles estratosféricos alcanzados por un número muy alto de compañías. La banca de inversión, los analistas y operadores, el corifeo de siempre, decidieron esconder el término, porque se trataba de no aguar la fiesta.
La crisis que empezó en marzo de 2000 supuso una revisión de los métodos de antaño, hecho, por cierto, que sucede en todas las crisis. Desde entonces, el PER, los multiplicadores que dicen otros, ha vuelto a escena hasta convertirse en la referencia obligada.
La prueba del algodón de la recta final de 2003 consiste en examinar las cuentas de resultados de las empresas cotizadas y de extrapolarlas lo mejor posible a los índices para comprobar si los mercados están caros o baratos.
Hay apuntes de última hora que dejan el camino expedito para que las Bolsas culminen mejores etapas alcistas, porque la media de PER, principalmente la europea, es muy atractiva. El servicio de estudios de la Bolsa de Madrid afirma que el PER medio estimado para el mercado nacional el año que viene será de 12,7 veces, frente a las 12,9 de Francia; 13,2 de Reino Unido; 13,5 de Alemania; 15,4 de Italia, y 17,2 de Estados Unidos. Está claro, por tanto, el atractivo de los mercados de acciones, más el de los europeos que el de los estadounidenses.
Hay, no obstante, quien se ha dedicado a pasar el algodón por los balances y ha encontrado suciedad, aunque no sea abundante. Se trata de las distintas varas de medir según la construcción de balances que hacen las empresas. No es lo mismo hacer la cuenta de resultados de arriba abajo que de abajo arriba. Según la dirección que se tome, así varían los multiplicadores. Wall Street es la que mayores distorsiones presenta. El PER bien calculado estaría en 30 veces como mínimo.