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Los juguetes tradicionales vuelven a las cartas de los Reyes

Juguetes para mirar o juguetes para jugar. Esta es la disyuntiva que se ha resuelto en los últimos años y que esta Navidad vuelve a ponerse de manifiesto. Lejos de aquellas muñecas que hablaban por los codos o hacían de todo, el mercado del juguete parece haber evolucionado en las últimas campañas hacia cánones más tradicionales, pero no por eso antiguos. El objetivo final es que el niño interactúe con el juguete y no se convierta en mero espectador, como ha ocurrido en determinadas épocas. En otras palabras, un muñeco con un complicado mecanismo en su interior apenas permitía al niño tocarlo si no era para cambiarle el programa de caminar por el de gateo.

'No significa que los juguetes sean peores porque sean menos complejos, porque lo importante es que permitan al niño hacer cosas', explica José Antonio Pastor, director de marketing de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ). Esta parece ser la filosofía que se ha implantado en el mercado, donde se imponen las muñecas tradicionales o las figuras de acción que permiten al niño recrear su mundo. 'En el caso de las muñecas, por ejemplo, se ha pasado de las que tenían complejos mecanismos a otras que no tienen ninguno, pero que incorporan elementos de moda', señala Pastor.

Este retorno al concepto de juguete clásico ha permitido el regreso de algunos productos que los más mayores recuerdan con nostalgia: los Juegos Reunidos Geyper, el Madelman, el Geyperman, la Nancy, los Exin Castillos, el Cine Exin o Magia Borrás. Todos con un componente de juego compartido que da una idea de por dónde van las tendencias del sector.

'Se ha producido un descenso en el límite de edad de los consumidores de estos juegos, que ha pasado en poco tiempo de los 14 años a los 10. A partir de esa edad los niños ya copian los cánones de los mayores y quieren juegos para sus consolas, pero a los más pequeños resulta poco razonable regalarles juguetes complejos porque les sobrepasan, se aburren y, por tanto, no los usan', reflexiona Pastor.

Precisamente el éxito que en su momento tuvieron las consolas supuso una crisis para el sector, ya que las familias gastaban mucho dinero en estos productos y por tanto menos en juguete tradicional. 'Pero todo cambia muy rápido, en un solo año el patinete rompió esa tendencia', recuerda Pastor. Pero el margen de edad en el que se mueve el sector español del juguete ya no es el de las consolas, sino en el de hasta 10 años, y en los dos últimos ejercicios ha logrado excelentes resultados.

Sin embargo, este año las exportaciones habían caído un 19% hasta agosto. En cambio, las ventas en el mercado interior aumentaron un 9% en los nueve primeros meses del ejercicio. 'El hecho de que las tiendas españolas vendieran bien fuera de temporada ha permitido afrontar la campaña de Navidad, que supone el 75% de las ventas, sin existencias, lo que ha aumentado los pedidos', afirma Pastor, que confía en una campaña que permita cerrar el año con un volumen de ventas similar al de 2002, cuando el sector facturó 1.039 millones. En España, el gasto medio por niño en juguetes es de 155 euros al año.

El retorno de una nueva Nancy marcará esta campaña la venta de muñecas en el mercado español, que creció un 11% durante el pasado ejercicio

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