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CincoSentidos

El Sahara es una fiesta

En realidad se trata de dos festivales que se yuxtaponen por las mismas fechas en dos lugares muy próximos del gran sur tunecino, Douz y Tozeur. En esta última ciudad, la más populosa y en cierto modo la capital de ese sur profundo, se celebrará, entre el 28 y 31 de diciembre, el Festival Internacional de los Oasis, que en esta 25 edición tendrá por tema la protección del medio ambiente en los oasis. Este festival tiene, obligadamente, un carácter más urbano. Las calles de Tozeur sirven de escenario a una gran cabalgata compuesta por 'cuadros' o carrozas con cierto tufillo de exaltación oficialista. La participación de países extranjeros como Egipto, Siria, Japón o China promete añadir exotismo a unas calles de por sí bastante llamativas, con sus fachadas de arabescos de ladrillo y un cinturón de huertos donde crece el mayor palmeral de la región.

Diferente es el Festival Internacional del Sahara, que se celebra en la vecina Douz. Quizá porque esta población es mucho más pequeña (apenas 12.000 habitantes) y el aliento del desierto es más palpable. Aquí se mantiene vivo su espíritu: reatas de camellos atraviesan, entre nubes de polvo dorado, las calles arenosas flanqueadas por edificios de adobe o de ladrillo, con puertas y ventanas pintadas de azul o verde. En la plaza de Douz, un cuadrilátero orillado de pórticos encalados, se instala un mercado de víveres, junto a los puestos de souvenirs. Por las noches, aun en pleno invierno, los cafetines se animan, y en las terrazas los campesinos compadrean con los guías que acaban de dejar a los turistas cenados y acostados como buenos chicos en sus hoteles.

Los hoteles están a las afueras del pueblo, asomados al puro vacío del desierto, como reductos o fortalezas amuralladas y confortables. En muchos de ellos sorprende gratamente la habilidad para casar el lujo más exigente con la tradición arquitectónica del país. Al otro lado de la valla, decenas y decenas de camellos acampan y esperan a que un grupo de turistas se anime a dar un paseo por las dunas hasta que no haya otro horizonte que su sombra o su fantasía.

La traca final es la boda bereber: un cortejo nupcial deslumbrante donde se exhiben joyas y canciones

Es también en esas fauces inquietantes de arena hirviente donde tienen lugar muchos de los espectáculos del festival. Por allí se instalan tiendas tradicionales -que pueden ser amplias como palacios- para servir comida, refrescos o, simplemente, sombra y reposo. De pronto, como remolinos agitados por el viento, grupos folclóricos recorren la campa, con músicos que tocan instrumentos arcaicos y danzantes que interpretan gestos y evoluciones cuyo significado ya no todos comprenden. Junto a estas danzas más puras y herméticas desde un punto de vista etnológico no faltan demostraciones circenses, como la de sostener sobre la cabeza una pila hasta de una docena de botijas, sin perder el compás ni las botijas.

Casi siempre suele acudir alguna autoridad competente, algún ministro o invitados extranjeros. Para ese día se reserva el plato fuerte, que tiene lugar en una suerte de estadio creado ex profeso. Es lo que más apasiona a las gentes del desierto: las carreras de meharis, camellos esbeltos y ligeros como plumas. También hay carreras de caballos, preciosos corceles árabes de pura raza, con los cuales, además, algunos jinetes hacen alarde de una endiablada maestría, cabalgando y descabalgando a pleno galope, o de pie, o enganchados del estribo con un solo pie. Uno de los espectáculos más esperados es la danza de los cabellos, que efectúa una hilera de doncellas postradas en la arena, agitando frenéticamente sus largas cabelleras. Después de componer algunos cuadros y escenas ancestrales, la traca final es la boda bereber: un cortejo nupcial ruidoso y deslumbrante, donde exhiben sus joyas, trajes y canciones estas gentes que se resisten a perder la herencia ancestral que la vida moderna va diluyendo, como en todas partes.

Guía para el viajero

Cómo ir:Tunisair (915 419 490) vuela de Madrid a Túnez los lunes y viernes, con conexión para seguir hasta Tozeur. El precio del billete ida/vuelta de Madrid a Tozeur es a partir de 402 euros, más tasas.Viva Tours ofrece el paquete Viva Túnez de 8 días/7 noches a partir de 668,67 euros.Alojamiento y comida:En Douz, el mejor hotel es el Mourad Oasis (cuatro estrellas). Tel: 75 470 003/215. Recomendables el hotel Mehari (Tel: 75 471 088/470/481), el Saharien Paradise (75 471 337/339) y el Touareg (75 470 245/057).En Tozeur, el hotel boutique Dar Cherait, un palacio tradicional insertado en un complejo cultural, reúne los lujos de un cinco estrellas. Zone Touristique, Tel: 216 (6) 454 888. Otro de los hoteles más lujosos es el Palm Beach Hotel, de cinco estrellas. Route Touristique, Tel: 216 (6) 453 211, 100 euros la habitación doble y desayuno. Palmyre, cuatro estrellas, Route Touristique, tel: 216 (6) 452041, 50 euros la doble con desayuno. Oasis Dar Tozeur, Place des Martyrs, tel: 216 (6) 450300, 40 euros la doble con desayuno.

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