Resurge la deuda emergente
La deuda emergente forma parte, en estos momentos, de ese grupo de activos de renta fija que está dando rentabilidades muy por encima de los bonos estatales de los países más desarrollados. Forma, de hecho, la tercera pata de lo que se ha llamado la renta fija rentable y que sustentan también los bonos de alto rendimiento y los convertibles.
Muchos de los fondos que invierten en bonos de países emergentes arrojan a estas alturas del año ganancias cercanas al 15%. Se trata principalmente de fondos denominados en euros y que, por tanto, no están sufriendo la depreciación del dólar, divisa en la que está emitida buena parte de la deuda de estos países.
Son varios los factores que han contribuido a la buena marcha de este tipo de bonos, que los países en fase desarrollo deben emitir a tipos elevados para atraer a los inversores internacionales. 'La disminución de la aversión al riesgo por parte de los inversores y la liquidez disponible sirven de respaldo', explican en Mellon Global Investments.
Los mercados de deuda emergente han sufrido con intensidad la desaceleración de los últimos años, a la que se han sumado crisis puntuales en algunas países como Turquía, Argentina y Brasil, que han generado la desconfianza de los inversores internacionales y la salida masiva de capital de estos Estados. Si bien en menor medida que en el pasado, la incertidumbre puntual en un país ha afectado a toda la deuda emergente mundial, con subidas de los tipos de interés y caídas de los precios de los bonos.
De un tiempo a esta parte, sin embargo, la mejoría del entorno económico internacional ha insuflado optimismo a los inversores y confianza hacia los mercados emergentes, muchos de los cuales, principalmente en Asia, han acometido profundas reformas estructurales, corregido sus desequilibrios y fomentado su mercado interno. 'La deuda de mercados emergentes se ha popularizado mucho entre los inversores institucionales al mejorar su calificación crediticia', señala William Pawson, director general para España de Aviva Funds.
La preferencia de los inversores institucionales, en estos momentos, se inclina más por los mercados asiáticos que por los de América Latina. 'Tenemos una presencia neutra en Latinoamérica, pero una posición destacada en Brasil. También tenemos presencia destacada en Asia, donde nos interesa especialmente la demanda doméstica', explican en American Express Funds.
En Asia, el crecimiento de la economía china es uno de los argumentos más sólidos a la hora de apostar por la región, como también lo es el despegue de la economía estadounidense, generadora de abultada demanda para estas economías. 'El índice estadounidense de nuevas órdenes de manufactura sugiere que las exportaciones asiáticas tenderán a rebotar en el cuatro trimestre de 2003 y a acelerarse con fuerza por encima del 30% en el primer semestre de 2004', señalan en Credit Suisse First Boston.
El momento en todo caso es óptimo para las economías emergentes -y para su deuda-, porque suelen ser las primeras en reaccionar a los cambios de ciclo. En Asia, por ejemplo, muchos países son exportadores de materias primas y de componentes electrónicos, como semiconductores, que son demandados en los primeros compases de la recuperación, una vez que las compañías de Estados desarrollados reactivan su producción en previsión de mayor demanda de sus productos. Si a ello se une un entorno económico mundial favorable, que genere mayor confianza entre los inversores internacionales, se cocina el caldo de cultivo idóneo para obtener apetitosas rentabilidades en la región.
Los mercados emergentes tienen un componente de riesgo que el inversor no puede pasar por alto. A medio plazo destacan las previsibles subidas de tipos de interés en Estados Unidos. 'Las subidas de los bonos han estado muy influidas por el fuerte flujo de fondos, que pueden reducirse al no ser ya un activo tan atractivo', añade Miguel Ángel García, director de inversiones de Deutsche Bank Wealth Management. La incertidumbre política, frecuente en estas regiones, es otro factor de riesgo a tener en cuenta.
Estos valores suelen repuntar en los primeros compases del ciclo económico alcista, pero no están exentos de riesgos. Las subidas de tipos o la incertidumbre política local les perjudica