Europa despega
Los indicadores positivos sobre la economía europea se acumulan. Hasta hace poco, los únicos indicadores positivos eran los de confianza y los pesimistas subrayaban que los indicadores de demanda y de actividad seguían por los suelos. En vez de aceptar esto como normal, esto es, que los indicadores de confianza siempre se adelantan y que pueden convivir con malos indicadores de demanda y de actividad, la mayoría de los analistas -las previsiones de la Comisión son un ejemplo de ello- tendieron a minusvalorar el factor confianza y a predecir una recuperación muy tibia.
Se olvidó que la confianza es muy importante y mucho más en Europa. A principios de esta semana, Trichet, para defender el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, destacaba la importancia de la confianza para Europa, ya que en lo que se refiere al resto de los factores -capital humano, equilibrio de la balanza de pagos, razonable endeudamiento de las familias, etcétera- se compara muy favorablemente con los otros países desarrollados.
Pues bien, lo que sucede es que no se ha dado suficiente relevancia a que los europeos llevan ya muchos meses recuperando la confianza y el episodio del Ecofin no debería alterar esa tendencia. Afortunadamente, después de una primera reacción de pintar con tintes negros que Europa siga con un déficit público por debajo del 3% y después de amagar con llevar a los tribunales al Ecofin, parece que tanto la Comisión como el BCE no van a hacer nada por hundir esa confianza creciente.
Si la UE crece alrededor del 3%, no sería improbable que el crecimiento español superara esa cifra
Porque ahora, después del ascenso de la confianza, están llegando los buenos datos. El desempleo no ha aumentado en Europa en noviembre, y en Alemania ha descendido más de lo esperado. Los datos de ventas al por menor de Alemania han sido excelentes en los meses de septiembre y octubre. Y no sólo Alemania se está moviendo, otros países europeos están registrando también un rebote importante durante este último trimestre del año. En España podemos citar las ventas de automóviles o el espectacular crecimiento de la demanda eléctrica en noviembre, y Holanda, que llevaba durante dos años prácticamente estancada, está empezando a registrar crecimientos en la producción muy significativos. No es descabellado pensar que el último trimestre del año Europa esté creciendo alrededor del 3% en tasa intertrimestral anualizada y que el crecimiento en el 2004 sea el doble del que había previsto la Comisión Europea.
¿Qué significa el despegue europeo para España? Una excelente noticia. El año 2004 puede ser el mejor para España de los últimos cuatro años. Si Europa crece alrededor del 3% no sería improbable que el crecimiento español superara esa cifra. Aunque la importancia de la recuperación actual llevara al Banco Central Europeo a subir tipos durante el propio 2004, la subida sería muy moderada. Durante 2004 van a tirar de la economía española dos locomotoras. Por un lado, seguirá tirando una demanda interna impulsada por el gasto público fuera de presupuesto y los tipos de interés reales negativos, y por otro, ayudará mucho la recuperación de la demanda externa, gracias a ese despertar de Europa.
Este escenario rosa, como todos, tiene sus riesgos, pero son limitados. Descartado el de una subida fuerte de tipos de interés, el único riesgo a valorar es el efecto de un endurecimiento adicional del euro, que es evidente que perjudicaría las exportaciones europeas.
Pero no debemos olvidar sus benéficos efectos: además de retrasar las subidas de tipos, con un dólar débil el barril del petróleo nos costará menos y la renta disponible de los europeos aumentará, con lo cual podría aumentar más el consumo. Por tanto, en el corto plazo puede ser todo rosa, rosa para Europa y rosa para España. Pasado 2004 el escenario puede seguir siendo rosa para Europa, pero, si quieren escuchar sólo buenas noticias, no pregunten qué pasará en España cuando la subida de tipos sea mayor.