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Música

EMI se desploma en Bolsa tras la oferta del millonario Bronfman por Warner

El millonario canadiense Edgar Bronfman lanzó ayer un órdago que convulsionó la industria discográfica, al ofrecer, a través de un consorcio con otros inversores, 2.150 millones de euros y una participación del 20%, por las divisiones de música de Time Warner, Warner Music y Warner Chappell.

El grupo británico EMI, que en septiembre había ofrecido a Time Warner por el mismo negocio 1.425 millones de euros y el 25% de la nueva empresa, llegó a desplomarse un 18% en la Bolsa de Londres y cerró finalmente a 2,25 euros, con una caída del 8,5%. Un portavoz de la empresa se limitó a señalar: 'Nuestro precio es completo y justo'.

Sin embargo, no es eso lo que opina Time Warner. Su presidente, Dick Parsons, recomendó el jueves al consejo de administración considerar la oferta de Bronfman por encima de la de EMI.

El consorcio liderado por Edgar Bronfman, en el que también está el fondo de inversión de Boston Thomas H. Lee Partners y el productor de origen israelí Haim Saban, tiene muchas posibilidades, según los expertos, de hacerse con Warner Music.

Aparte del precio sensiblemente mayor que el ofrecido por EMI, una eventual fusión de Warner con el consorcio de Bronfman no acarrearía tantos problemas de competencia. Las autoridades europeas antimonopolio ya vetaron en el año 2000 la fusión entre EMI y Warner Music, que hubiera creado la primera discográfica mundial.

El panorama en el sector no ha cambiado mucho desde entonces. Cinco grupos se disputan un negocio de unos 25.000 millones anuales, que está sin embargo inmerso en una crisis por el daño de las descargas musicales gratuitas por Internet. Las ventas mundiales de CD han caído un 20% en tres años.

Sony y BMG acaban de anunciar también su intención de fusionar sus divisiones de música. Una eventual unión entre EMI y Warner reduciría a tres los actuales cinco grupos discográficos, algo que las autoridades antimonopolio no verían seguramente con buenos ojos.

En todo caso, el futuro se presenta muy negro para EMI si finalmente pierde la oportunidad de unirse a Warner. 'Es muy difícil discernir el camino de EMI si no logra llevar esta operación a buen término', afirma un analista de Schroder Investment. 'æscaron;ltimamente ha reducido costes, pero en esta industria se necesita estar en primera línea de juego'.

El otro ofertante, Edgar Bronfman, no es un novato en la industria de los medios y la música. Este millonario canadiense, de 47 años, hizo del negocio familiar de bebidas, Seagram, un conglomerado dedicado al entretenimiento. En 2000 decidió vendérselo al grupo francés Vivendi Universal por 6.500 millones de euros en acciones. Lo que pareció un golpe maestro resultó un negocio fallido, tras el descalabro bursátil de la empresa gala y la venta obligada de sus activos. Las acciones de Bronfman en Vivendi valen hoy menos de 3.000 millones.

El magnate quiere volver a rehacer su imperio, y a juzgar por la oferta millonaria por EMI, no parece que esté dispuesto a dejarse vencer.

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