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Tribuna
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Un problema pendiente en Japón

El PIB de Japón durante el tercer trimestre de este año creció un 0,6% respecto al trimestre anterior (intertrimestral anualizado 2,2%), situándose en el 2,5% respecto al mismo trimestre de 2002. Aunque este resultado supone un retroceso en comparación con el crecimiento intertrimestral del 0,9% del segundo trimestre, supera las estimaciones de varias entidades privadas, y supone el séptimo trimestre consecutivo de crecimiento.

La demanda interna creció un 0,4% y la aportación exterior fue del 0,2%, impulsadas por las inversiones en bienes de equipos y las exportaciones. Debido a la buena evolución de las ventas al mercado asiático, incluida China, la exportación del primer semestre alcanzó los 27,2 billones de yenes, la mayor cantidad registrada en un semestre (datos de Aduanas de Japón). El Banco de Japón también ha revisado al alza su previsión de crecimiento por segundo mes consecutivo, basándose en que 'se están estableciendo las bases de una moderada recuperación'.

Organizaciones internacionales como el FMI y la OCDE también coinciden en que Japón, el segundo mayor mercado del mundo, está despegando de una larga etapa de recesión. El Gobierno de coalición de Koizumi consiguió recientemente una estable mayoría, por lo que se considera que hay bases para acometer las reformas estructurales pendientes en Japón. Pero, ¿cuál es nuestro principal obstáculo ahora?

Sin duda, la deflación es un problema en el que debemos seguir trabajando, pero si dijéramos que la dificultad más grande hoy por hoy es 'la apreciación del yen respecto al dólar' muchos españoles se quedarían indiferentes. Más del 70% de las exportaciones españolas están dirigidas a la Unión Europea y sólo el 4% tiene como destino Estados Unidos. Por lo tanto, es difícil darse cuenta en España del riesgo que entraña la depreciación del dólar. Además, desde el punto de vista de la inflación española, es incluso más beneficioso poseer un euro fuerte frente al dólar.

Sin embargo, para Japón este riesgo supone un grave problema. El porcentaje de las exportaciones japonesas durante el primer semestre de este año realizadas en dólares ascendió un 48%. Incluso un 45% de las exportaciones a Asia se contabilizaron en esta divisa. Una repentina apreciación del yen alteraría las cuentas de las empresas. Por ello, el Ministerio de Finanzas de Japón está promoviendo 'la internacionalización del yen', pero un comercio basado en el yen no se materializa de la noche a la mañana. Por otro lado, aunque la economía ha entrado en una fase de recuperación, la deflación sigue patente y la apreciación del yen puede dificultar su erradicación.

¿Estados Unidos desea un yen alto y un dólar barato? A escasos meses de las elecciones presidenciales el sector exportador puede que mire con buenos ojos esta situación, pero no es tan simple. Estados Unidos padece un doble déficit, público y por cuenta corriente; así, debido a su necesidad de financiación, una repentina depreciación del dólar provocaría probablemente una subida de los tipos de interés, mermando las posibilidades de la recuperación económica. Es lógico que las autoridades americanas se muestren cautas en sus intervenciones.

Por otro lado, no por ello se puede negar la existencia de una tendencia a comprar yenes en el mercado. La balanza comercial de Japón sigue registrando un superávit y los indicadores que reflejan la recuperación económica alientan a los inversores extranjeros a comprar acciones japonesas. El avance de las reformas estructurales, a largo plazo, también es un factor para comprar nuestra divisa.

Esta situación induce a un gran dilema. Las autoridades monetarias mantienen que 'ante un brusco cambio del mercado debido a factores especulativos que no reflejan los fundamentos económicos, se intervendrá con firmeza'. Como resultado de esta política, la cantidad intervenida durante este año en el mercado de divisas, según algunas fuentes, ha alcanzado su máximo histórico. Pero, por otro lado, otras opiniones apuntan a que con una política monetaria expansiva dirigida a contener la deflación, dichas operaciones actuarían como una 'intervención no esterilizada', es decir, que afectan a la masa monetaria, haciendo aquélla aún más efectiva.

Sea como fuere, dentro del proceso de recuperación de la economía japonesa, será muy importante seguir de cerca la evolución del mercado de divisas.

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