Bruselas agilizará la fusión entre empresas radicadas en distintos países de la UE
La Comisión Europea aprobó anteayer un proyecto de directiva que pretende facilitar la fusión entre empresas que no estén domiciliadas en el mismo país. Estas operaciones transfronterizas se topan ahora con una maraña de legislaciones nacionales tan compleja que sólo las grandes compañías disponen de recursos para desbrozarla.
Bruselas espera que la nueva directiva, que necesita la aprobación de los Estados miembros y del Parlamento Europeo, simplifique el procedimiento de fusión transfronteriza haciéndolo accesible también a las pequeñas y medianas empresas.
La directiva prevé que el proceso de fusión (en cuanto a accionistas, acreedores, empleados, etc.) se rija en cada compañía por las normas aplicables en su país de origen. La empresa que surja de la fusión se someterá ya a la legislación del país donde se domicilie.
Iniciativa fallida
La reforma parece sencilla, pero ya fracasó cuando se intentó en 1984. La iniciativa de la Comisión descarriló por la imposibilidad de conciliar las culturas sindicales existentes en Europa.
El nuevo proyecto se beneficia del acuerdo alcanzado para la regulación del estatuto de la Sociedad Europea, que deja a las compañías la posibilidad de pactar el modelo de representación y participación de los trabajadores en la nueva sociedad. La nueva directiva aplicará también ese principio.