Mejor con aval del FMI
Las finanzas públicas españolas marchan razonablemente bien; nadie duda de que están en equilibrio después de un periodo de casi 25 años con déficit. Pero la sombra de la duda sigue proyectada sobre una batería de fórmulas atípicas de financiación de inversiones, hasta el punto de que el FMI pone la lupa sobre ello. Justo es reconocer que los sistemas de contabilidad comunitarios permiten alguno de estos juegos malabares contables, entre otras cosas porque casi todo vale en Europa desde que las grandes economías tienen problemas financieros.
Pero España sigue siendo el único de los grandes países de la Unión Europea que no solicita voluntariamente al FMI que elabore dictámenes sobre su transparencia fiscal (ni sobre ninguna otra cuestión), mientras que Francia, Reino Unido, Alemania, y la casi siempre sospechosa Italia se someten a la lupa del organismo multilateral con regularidad. Si el Gobierno no tiene nada que esconder, sería mejor someterse a la exploración de los funcionarios del FMI. Es el mejor aval para los mercados financieros internacionales.