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Columna
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Cataluña y la solidaridad

Entre las múltiples implicaciones de los resultados electorales puede estar la quiebra del principio de solidaridad territorial que para Artur Mas, según sus declaraciones en el Aula El País del 27 de octubre, no es otra cosa que un drenaje que se hace a Cataluña por el resto de España del 8% o el 9% de su PIB.

Calificar como drenaje, esto es, desecación y cuanto ello sugiere de desertización o esquilmamiento, las aportaciones que, en virtud de la Lofca, hacen las comunidades ricas hacia otras más pobres refleja una torcida visión del principio constitucional (artículo 131) de equilibrar y armonizar el desarrollo regional, estimulando el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa distribución, tanto a nivel regional como personal.

Lo ocurrido en Cataluña, y en las demás comunidades autónomas, desde el inicio de la democracia hasta ahora es mucho más que un mero drenaje. En 1978, siendo 100 la renta bruta disponible (RBD) por habitante, Madrid y Baleares ocupaban los primeros lugares, con un índice de 123, seguidas de Cataluña, con un 121. En los últimos lugares de renta por habitante estaban Extremadura y Andalucía, con índices 69 y 81, respectivamente. La diferencia entre Cataluña y Extremadura era de 53 puntos en términos de un índice de base 100, por tanto muy importante.

En la actualidad, Cataluña, con un índice 113, se ve separada de Extremadura, que con un índice 74 sigue ocupando el último lugar en RBD por habitante, por 39 puntos. Cataluña, con ocho puntos menos sobre el índice 100, es la comunidad que más ha bajado, seguida de la Comunidad Valenciana, que ha disminuido siete puntos; de Asturias, que ha perdido seis; de la Comunidad de Madrid, que ha caído cinco; Baleares, que ha bajado poco más de un punto y, extrañamente, Galicia, que de un índice 89 en 1978 ha bajado a un 86.

Frente a estas pérdidas, Castilla y León ha aumentado 10 puntos; La Rioja, ocho; Aragón y Canarias, más de seis; Extremadura y Cantabria, alrededor de cinco, y Castilla-La Mancha y Andalucía, dos puntos. Murcia no se ha movido de un índice 86. Aunque con muchos aspectos revisables, la llamada constitucional a la solidaridad ha funcionado, con excepción del País Vasco y Navarra, que, por efecto de conciertos económicos y regímenes forales, han pasado en la actualidad a ocupar los primeros lugares de RBD por habitante, con valores de 124 y 117, respectivamente, lo que implica unas ganancias en el periodo de 17 puntos sobre base 100 en ambos casos. Habrá que ver si Cataluña, en esta nueva etapa, entra en el juego de buscar privilegios.

Economista y estadístico

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