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Sentencia

Penas de prisión para la cúpula de la petrolera Elf

Bajo unas medidas de seguridad draconianas, el Tribunal Correccional de París dictó ayer sentencia en el mayor escándalo económico-mediático-financiero francés.

Tras años de investigaciones y amenazas a miembros de la judicatura, los tres principales ex mandatarios de la antigua Elf Aquitaine, hoy Total, cumplirán la máxima pena demandada por el fiscal.

La faz tranquila y risueña del ex presidente de la compañía, Loïk Le Floch Prigent momentos antes del veredicto, se transformó en un gesto sombrío al escuchar su condena por 'haber sido el origen de la malversación de fondos, con el único objetivo del enriquecimiento personal y primer responsable de las derivas' de la sociedad Elf Aquitaine, estimadas en 305 millones, durante su presidencia, entre 1989 y 1993.

La violación de la confianza depositada en él por 'las más altas autoridades del Estado' se saldará con cinco años de prisión y una multa de 375.00 euros. Su arresto inmediato por la gendarmería, presente en la sala con cinco guardias apostados en cada salida, dejó con aire preocupado al resto de inculpados, 37 en total, que escucharon sus sentencias durante dos horas y media.

Lejos de ser indulgente con sus colaboradores, en un caso que ha rozado las más altas instancias políticas galas, el Tribunal parisiense dictó la misma sentencia para su más estrecho colaborador, Alfred Sirven, entonces director general de operaciones. Sirven fue, a ojos del juez, responsable de la apertura de 'múltiples cuentas ocultas para recoger las comisiones ilegales 'cobradas por las numerosas ramificaciones implicadas en el caso'. El agravante en el caso de Sirven es que la malversación de fondos, el abuso de bienes sociales y el enriquecimiento personal se llevaron a cabo, 'sólo algunos meses después de su nombramiento en la empresa'. Su condena fue también de cinco años de prisión y la misma multa.

Dichas comisiones sirvieron en gran parte para controlar a importantes dirigentes de las ex colonias francesas en África y conseguir por esta vía los derechos de prospección y explotación de petróleo en Gabón, Congo, Angola, Nigeria y Camerún. El entonces responsable de las ' operaciones en África ', Andre Tarallo, fue condenado a cuatro años de prisión y al pago de dos millones por abuso de bienes sociales y enriquecimiento personal.

La ramificación del caso en España

El ejecutivo español Daniel Busturia ha sido condenado a nueve meses de prisión, que no deberá cumplir, y al pago de 100.000 euros de multa, por abuso de bienes sociales y abuso de créditos, y cuatro millones de euros a la compañía petrolera.Busturia hizo de intermediario en la operación y por ello percibió parte de las comisiones satisfechas por Elf para facilitar la compra de la petroquímica Ertoil, que se formalizó en 1991 a través de una instrumental luxemburguesa por una cuantía estimada de 130 millones de euros.El objetivo de la petrolera gala entonces era 'entrar por la puerta grande y hacerse con una parte del mercado de la refinería y la distribución en España', según había declarado el ex presidente de la petrolera durante una de sus comparecencias ante el Tribunal de París.Para ello, Elf no dudó en pagar fuertes comisiones a sus intermediarios, a través de los cuales la petrolera francesa se hizo con la totalidad de Ertoil (vendida por Javier de la Rosa) y con el 30% del grupo Cepsa, por un total de 41.000 millones de euros, en vez de los 70.000 iniciales.El empresario iraquí Nadmi Auchi, principal colaborador del ejecutivo español en la transacción, también fue declarado culpable, si bien no deberá cumplir prisión, sino el pago de dos millones.

Operaciones fraudulentas y mansiones

Un favor personalLa primera pista judicial que abrió las investigaciones en 1994, el mismo año de la privatización de la compañía, fue la inversión de cientos de millones de francos de Elf en la reconversión de la empresa textil de Maurice Bidermann, íntimo amigo del ex presidente de la petrolera, que entonces perdía dinero. Bidermann, de 67 años, condenado por el Tribunal a tres años de prisión (sólo cumplirá uno), ayudó además a Loïk Le Floch Prigent a arreglar su divorcio con Fatima Belaïd, condenada a la misma pena. Belaïd aceptó, según el juez, cuatro millones de euros por su separación 'sabiendo que provenían de la malversación de fondos'.A partir esta primera pista, la justicia descubrió operaciones fraudulentas en las que sus protagonistas amasaron grandes fortunas. Alfred Sirven se hizo construir una villa en Ibiza y un castillo de Chinon (Francia). Amenazas a juecesLa época oculta de Elf incluyó amenazas contra los jueces instructores del caso. Así lo cuenta la jueza Eva Joly en su libro. '¿Es éste el mundo en el que queremos vivir?', en el que relata las persecuciones y amenazas que sufrió durante su investigación Joly declaró entonces: 'Cuando presté juramento como magistrada, no sabía que algunas noches iba a tener miedo al abrir la puerta de mi casa '.Eva Joly, que ha juzgado el caso como 'la primera investigación que se acerca a la República oculta', critica hoy la falta de medios para luchar contra la delincuencia financiera. En consonancia con la tesis de los inculpados, que durante todo el proceso insistieron en que heredaron un sistema corrupto, la jueza asegura que su característica principal es la negación de la realidad. 'Cuando se les interroga, son ellos quienes hacen las preguntas'.

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