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Tribuna
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El automóvil en la futura UE

Para afrontar el nuevo escenario tras la ampliación de la UE, el sector de la automoción debe adoptar medidas que conduzcan a mayor productividad y competitividad, según el autor, quien subraya que España se enfrenta ahora a una nueva forma de fabricar coches

En los últimos años España cuenta con un sector de automoción perfectamente desarrollado, en las primeras filas a nivel mundial y con un fuerte despliegue de competencia. Hoy, 12 marcas fabricamos automóviles en España en 17 centros industriales.

La producción de vehículos de 2002, indicador que mejor describe la importancia de nuestro sector, ha sido muy satisfactoria. Con 2,85 millones de vehículos, España es el tercer país productor de automóviles de la UE, detrás de Alemania y Francia, y nuestra marca, Renault, ha sido el principal fabricante de turismos en nuestro país con cerca de 455.000 turismos producidos, de un total de 502.664 vehículos totales. En 2003 fabricaremos unos 550.000 vehículos, además de un millón de motores y 750.000 cajas de cambio.

La clave en la fabricación de coches no se situará tanto en los costes, sino en la flexibilidad, social e industrial

Las cifras de exportación son también muy importantes. Más del 16% de las exportaciones españolas son de automóviles, lo que da idea de la competitividad y avanzada tecnología de los procesos industriales implantados en nuestro país. El pasado ejercicio se han exportado 2,32 millones de unidades (el 80% de la producción) con dos principales destinatarios, Francia y Alemania, mercados muy fuertes en el entorno europeo. Nuestra marca, Renault, también ha sido el fabricante que más vehículos ha enviado al exterior, exportando el 82% de la producción de 2002.

La automoción española es uno de los sectores claves en las cifras macroeconómicas de nuestro país. No podemos olvidar que nuestra contribución al PIB es cercana al 6% y que el sector da empleo, directo e indirecto, casi a dos millones de ciudadanos, un 10% de la población activa. Puntualmente, Renault, implantada principalmente en Castilla y León, contribuye de forma importante al PIB de la Comunidad Autónoma, emplea en directo a 10.000 efectivos e indirectamente, a 30.000 personas. Las inversiones suponen anualmente del orden de los 300 millones de euros.

La automoción española es una de las primeras potencias industriales del mundo del automóvil y reconocida internacionalmente. Las factorías españolas figuran entre las más productivas a nivel europeo.

En general, la industria automovilística española se encuentra en los primeros puestos del ranking mundial, tanto por sus niveles de producción, como por la calidad de sus productos, la tecnología aplicada y las tasas de productividad. Es destacable que tres países europeos (Alemania, Francia y también España) figuren entre los siete primeros fabricantes de automóviles a nivel mundial.

Sin embargo, con la incorporación de nuevos países a la UE, en la automoción española nos enfrentamos a un gran reto. Se va a producir un cambio de escenario por las ventajas competitivas de estos países. Disponen de ventajas fiscales a la inversión, mano de obra cualificada, costes salariales más bajos y más importantes medidas de flexibilidad laboral. Además geográficamente están más próximos a los grandes mercados, con lo que sus costes logísticos en la fabricación y distribución son menores.

Para afrontar esta nueva situación, los fabricantes en Europa Occidental y muy especialmente en España, tendremos que adoptar distintas medidas encaminadas a conseguir mayor productividad y competitividad que neutralicen estas desventajas. España, en mi opinión, está confrontada a una nueva forma de fabricar coches que comportará, sin ninguna duda, situar el centro de gravedad no tanto en los costes, sino en la flexibilidad. Flexibilidad social e industrial. Y hoy día esa flexibilidad es una desventaja para las fábricas españolas.

En cualquier caso, y desde el punto de vista positivo, es obvio que se amplían las posibilidades de negocio para el sector de la automoción al suprimirse las barreras que limitan el libre comercio con lo que todos los fabricantes tenemos las miras puestas en el próximo desarrollo comercial de estos países emergentes. De hecho, Renault en su política de internacionalización, ya está implantada comercialmente en casi todos los países del Este europeo e industrialmente en Eslovenia y en Rumania fruto de la alianza con Dacia.

Otro hecho destacable son las numerosas Directivas europeas (sobre reciclado, sobre protección del peatón, las nuevas Directivas sobre emisiones, etcétera) que, basadas en motivos medioambientales o defensa del consumidor, están llevándonos a replantear la competitividad y la rentabilidad de nuestras empresas.

Todas estas iniciativas, requieren fuertes inversiones en nuevos desarrollos que, dada la fuerte competencia en el mercado europeo, no se pueden trasladar a los precios del producto final, absorbiéndose a costa de la rentabilidad. De esta forma se consiguen coches más seguros y más ecológicos, pero se pone en peligro la viabilidad de la industria europea de automoción, comprometiendo su competitividad ante fabricantes de terceros países. Es muy importante que el consumidor y el medio ambiente tengan prioridad, una política que debe ser compatible con la viabilidad y el futuro de las industrias.

En cualquier caso y a pesar de lo anterior, nuestras industrias son pioneras, altamente competitivas y dedican un esfuerzo económico y humano muy importante para mantenerse entre los primeros puestos a nivel mundial.

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