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Crónica de Manhattan

Héroes a la fuerza

Andan estos tiempos de mercadotecnia y demagogia necesitados de héroes. Lo reconfortante es que a algunos a los que se les ha colgado este papel no lo desean.

No lo quiere el ciudadano de Nueva Jersey que escribió a The New York Times para pedir que no trataran a su hija, fallecida en las Torres Gemelas, como tal, sino como una víctima.

No lo quiere la ex soldado Jessica Lynch que tras volver glorificada por el Pentágono de la guerra en Irak y de su cautiverio ha dicho que es 'una sobreviviente' . 'No voy a llevarme los honores por algo que no he hecho' dice Lynch. 'Estaba en el sitio equivocado en el momento equivocado'.

Lynch, de 20 años, ha escrito un libro, por el que le han pagado un millón de dólares, y ha concedido una entrevista a la cadena ABC, de la que salen estos comentarios y que será retransmitida mañana. En ella planta cara al que ya se sospechaba como uno más de los montajes de la guerra. Dice la ex soldado que creen que no debieron filmar su evacuación y que le ha molestado que se la haya utilizado como un símbolo que ella dice no ser.

Lynch sigue recuperándose de las heridas causadas por el ataque al vehículo en el que viajaba y que se despistó del convoy en el que avanzaba hacia Bagdad. La versión oficial es que Lynch tenía múltiples heridas de bala y que antes de caer había descargado heroicamente toda su munición contra sus captores.

Lynch dice que no disparó ni una vez porque se le encasquilló el arma y que se puso de rodillas a rezar. 'Es lo último que recuerdo'. Lynch sí tiene vagos recuerdos del hospital donde los médicos iraquíes le salvaron la vida al intervenirle sus heridas internas. Recuerda que no fue maltratada y que una enfermera le cantaba.

En el libro, aunque de eso tampoco se acuerda ella, se dice que fue violada. Lo relatan los médicos que la examinaron en EE UU. Los que lo hicieron en Irak no pueden dar crédito. Lo sorprendente del capítulo Lynch es el mal cálculo del Pentágono. ¿Cuánto dura una historia fabricada?

Aún están por aparecer las armas de destrucción masiva que justificaron la guerra y el Gobierno de EE UU sigue diciendo, equívocamente, que Irak es el 'primer frente de la guerra contra el terrorismo'.

En toda esta composición Lynch ha demostrado un valor distinto al que quería el Pentágono. No será una heroína, pero tiene la valentía de no querer serlo.

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