La fiesta de los difuntos
Primero estuvo en Londres, luego en Berlín; ahora, y hasta el próximo 14 de enero de 2004, puede verse en el Palacio de Exposiciones de Bonn. Se trata de una de las mayores muestras sobre el mundo de los aztecas, donde se hace hincapié en los ritos de la muerte. Parece poco discutible que los aztecas fueron uno de los pueblos más fascinados por la sangre. No menos de 13 dioses reclamaban carne humana, especialmente Tlaloc, dios de la lluvia, y Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra.
Algunos misioneros y bienpensantes adujeron que todo aquello de los sacrificios humanos o el canibalismo ritual era un cuento de los conquistadores españoles para mejor justificar sus desmanes. Pero al silencio de los códices -eran de corteza de árbol y casi todos ardieron- vienen a suplir con tozudez los hallazgos de los arqueólogos. Esqueletos y huesos al por mayor en la base de los templos, cráneos seccionados, puñales rituales, altares de sacrificio (techcatl) y bandejas para los corazones arrancados son algo más que hipótesis o un asunto de maledicencia.
En muchas ruinas aztecas, como el Templo Mayor de México DF, algunas estructuras aparecen decoradas con frisos de calaveras. Son idénticas a las que siguen pintando, recortando en papel o fabricando en madera o cartón artesanos nada sospechosos de erudición.
Buena parte de la cultura popular mexicana aparece sacudida por una morbosa familiaridad con la muerte, teñida de un punto de ironía
Las famosas adelitas y calacas (calaveras o esqueletos cabalgando o tocando música) parecen también calcadas de los relieves aztecas. Buena parte de la cultura popular mexicana aparece sacudida por una morbosa familiaridad con la muerte, teñida de un punto de ironía, incluso de humor, esa cara amable de la desesperación.
El Día de los Difuntos -que dura del 31 de octubre al 2 de noviembre- se celebra en todo México, pero con especial entusiasmo en los Estados de Puebla, Michoacán y Oaxaca. En Huaquechula (a 54 kilómetros de Puebla), los vecinos construyen altares hasta de tres pisos en memoria de sus difuntos; en el piso inferior se pone la comida y bebida favoritas del difunto, en el segundo piso se colocan retratos u objetos que lo recuerden, y en el tercero, una cruz rematando una pirámide o torre.
Los visitantes que traigan una vela o comida pueden participar con la familia en los rezos y el desayuno, comida o cena; si no traen nada, podrán probar el denominado pan de muerto que hay depositado a la entrada, en una bandeja.
También los oaxaqueños montan altares en sus casas o en el cementerio con papeles de colores, velas, arcos de flores y frutas, figuras de la muerte y fotos de los finados, a quienes se ofrenda tequila, cigarrillos y su comida preferida. Pero es tal vez en el lago Pátzcuaro donde más alucinante resulta la noche de difuntos. Los indios tarascos van y viene en barcas iluminadas desde la isla de Janitzio en el lago Pátzcuaro y llevan al camposanto pasteles con forma de calavera, guisos y carne, cigarrillos y tequila. También en San Juan Chamula (Chiapas), uno de los lugares mágicos del país, el Día de los Muertos es, al igual que el carnaval, un tiempo que parece tronzado de la realidad mostrenca, flotando en un espacio encantado.
Guía para el viajero
Cómo irAeroméxico (915 489 810) tiene vuelos directos y diarios desde Madrid a México DF a partir de 796 euros ida y vuelta. Para volar desde la capital a otros Estados se puede utilizar el sistema de cupones: es preciso adquirir un mínimo de dos cupones, y éstos obligan a permanecer un mínimo de tres días en cada destino. El cupón a Puebla (un trayecto) cuesta 60 euros más tasas; el cupón a Oaxaca, 80 euros más tasas, y el cupón a Morelia (Michoacán), 65 euros más tasas.Dormir y comerEn Atlixco, a 22 kilómetros de Huaquechula: Gran Hotel, Portal Morelos, 1 (en el Zócalo), Tel.: 51111/51322. Molino de Herrera (km 40 ctra. Puebla-Izúcar de Matamoros, Tel.: 53034).En Oaxaca: Camino Real, 5 de Mayo 300, Tel.: 5144041, ocupa el antiguo convento de Santa Catalina, del siglo XVI. Hostal de la Noria, avda. Hidalgo 918, Tel.: 5147844, antigua casa señorial con mobiliario de época. Hotel Hacienda La Noria, avda. Eduardo Mata 1818, Tel.: 5147555, hacienda histórica donde se encontraron Porfirio Díaz y Benito Juárez. Para comer, en el Zócalo se encuentran abundantes locales donde probar chapulines fritos (saltamontes), moles, tamales y tasajos, o sopa de flor de calabaza.En Pátzcuaro: Posada de San Rafael, Portal Aldama 15, Tel.: 20770, en estilo colonial; desde el restaurante se tienen buenas vistas. En San Cristóbal de las Casas (a unos 10 kilómetros de San Juan Chamula), Casa Na Bolom, Vicente Guerrero, 33, Tel.: 81418, uno de los alojamientos con más sabor y colorido en una ciudad repleta de hotelitos.