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Cierre de etapa

Sánchez Galán prejubila a los otros dos vicepresidentes de Iberdrola

Uno causó baja en julio pasado y el otro está previsto que lo haga en breve. Ninguno de los dos ha cumplido los 65 años. Un portavoz de la compañía eléctrica explicó a este diario que se trata de una baja pactada.

Javier Herrero, de 58 años y consejero delegado de Iberdrola en el periodo 1998-2001, cesó en su condición de empleado de la compañía hace tres meses, justo cuando empezó a ejecutarse el plan de prejubilaciones pactado entre la compañía y los sindicatos, y que abarca hasta 2006.

José Antonio Garrido, de 63 años, primer ejecutivo de la empresa eléctrica entre 1993 y 1998 y protagonista de la fusión con Hidrola, que dio lugar a Iberdrola, dejará de pertenecer a la plantilla de la eléctrica en breve, una vez cerrado el acuerdo con la dirección.

Tanto Herrero como Garrido carecían de funciones ejecutivas en Iberdrola, aunque han mantenido su presencia en el consejo de administración de la sociedad como vicepresidentes. Ambos pertenecen, además, a la comisión ejecutiva delegada.

Sin funciones ejecutivas

La llegada de Ignacio Sánchez Galán y su nuevo equipo restó a los dos ex consejeros delegados responsabilidades en el día a día. La nueva cúpula directiva apenas contaba con ellos y fueron cesando, poco a poco, en las funciones ejecutivas. En el caso de José Antonio Garrido supuso su salida de la presidencia de Gamesa en 2000, poco antes de que la firma alavesa entrara a cotizar en Bolsa.

La salida de Garrido y Herrero de la nómina de empleados supone dar un carpetazo a una etapa que supuso la fusión con Hidrola, el intento fallido por comprar Florida Power Light y la fracasada integración de Endesa e Iberdrola.

El adiós de dos ejecutivos históricos

Casi 40 años de trayectoria profesional en el grupo eléctrico José Antonio Garrido (Santander, 1940) ha desarrollado casi toda su trayectoria profesional en la eléctrica vasca, donde acumula casi 40 años de antigüedad. Entró en la antigua Iberduero con 25 años, en el departamento de estudios, y tras sucesivos ascensos llegó al máximo nivel de gestión en la empresa. Está casado con la escultora María Emilia Otaola y con cuatro hijos. Nacido en Santander pero profundamente arraigado en Bilbao, siempre ha sido un hombre de Iberdrola, incluso se presentaba como vicepresidente de la eléctrica cuando fue nombrado presidente de Gamesa. Apasionado de la capital vizcaína, preside la asociación Bilbao Metrópoli 30.Acceso a la gestión en la recta final de la década de los noventaJavier Herrero (Bilbao, 1946) accedió a la dirección general de Iberdrola en la última recta de la pasada década de los años noventa, en concreto en el ejercicio de 1998. Casado y con siete hijos, también ha ligado, como Garrido, casi toda su vida profesional a Iberdrola, a la que ha dedicado 33 años. Tras la fallida fusión con Endesa, dejó la gestión de Iberdrola, que pasó a manos de Ignacio Galán. Al igual que Garrido, Herrero se licenció en la Escuela de Ingenieros de Bilbao, todo un grado entre la élite de los directivos vascos. Su llegada a la vicepresidencia, con la entrada de Galán, se produjo en mayo de 2001, el annus horribilis del 11-S.

Consejeros y accionistas

902 mil euros a valoración de mercado es el capital de Javier Herrero en acciones de Iberdrola. A finales de diciembre del año pasado contaba con 62.331 títulos de la eléctrica vasca.650 mil euros es el patrimonio que tiene José Antonio Garrido en acciones de la empresa para la que ha trabajado toda su vida. El ex consejero delegado contaba a 31 de diciembre con 44.391 títulos. 19,2 millones de euros es la cifra que el consejo de administración se repartió el ejercicio pasado, unos más y otros menos en un conjunto de 21 administradores. Garrido y Herrero siguen por ahora. 14,48 euros es la cotización de Iberdrola, ajena desde hace tiempo a los relevos internos y a la salida de estos dos ejecutivos. Ayer cerró con un descenso del 1,3% respecto al día anterior en línea con el resto del mercado.

Reducción de 2.500 empleos en la empresa

El expediente de regulación de empleo (ERE), pactado por Iberdrola con los sindicatos para el periodo 2002-2006, supone una reducción neta de empleo de 2.500 personas. La regulación afecta a 3.168 empleados, pero hay que tener en cuenta que la compañía rejuvenecerá la plantilla con 650 nuevos trabajadores. Con este ajuste, la eléctrica consigue recortar la masa salarial en 210 millones de euros, pese a que el coste inicial del ajuste alcanza los 515 millones. La plantilla final queda configurada en torno a los 8.000 miembros.El citado acuerdo afecta a los mayores de 58 años, que percibirán el 90% de su salario neto hasta la jubilación a los 61 años. Iberdrola acordó con los sindicatos no buscar nuevos ajustes durante la vigencia del expediente de regulación de empleo, aunque mantiene abierto un plan de bajas incentivadas. La eléctrica quiere duplicar su tamaño y resultados para 2006. Sus argumentos para llegar a esa meta: el primero está basado en la eficacia operativa, conseguida en parte con la reducción de costes que generan las bajas laborales. El segundo es la rentabilidad de las inversiones. El tercero, el aumento de la productividad, y el último, la optimización de las relaciones con los clientes.En relación con las inversiones, el grupo que preside Íñigo de Oriol ha diseñado un presupuesto de 12.000 millones, a gastar en los próximos cuatros años. La financiación de esta partida se buscará por la generación de caja, las desinversiones y por las reducciones de costes como la citada. Esas vías permitirán renunciar a 2.000 millones de deuda adicional, según sus cálculos.RejuvenecimientoLa eléctrica rejuvenecerá su plantilla, que quedará situada en el entorno de los 8.000 trabajadores, con la contratación de 650 personas. Además del expediente de regulación de empleo, la compañía mantiene abierto un plan de bajas incentivadas.

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