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Traslado

Heineken acaba con la centenaria fábrica de Cruzcampo en Sevilla

Hace poco tiempo una mujer vestida de negro se presentó en las instalaciones Cruzcampo en Sevilla con un cofre. Cuando el vigilante le preguntó el motivo de su visita, la mujer respondió que venía a esparcir las cenizas de su marido por la fábrica en cumplimiento del último deseo del difunto. La anécdota, que cuentan jocosamente los responsables de la factoría, ilustra lo que ha significado para muchos sevillanos esta compañía cervecera fundada en 1904 por los hermanos Tomás y Roberto Osborne.

Pero el valor residencial de ese suelo aconseja a la multinacional cervecera holandesa Heineken desprenderse de nostalgias. La instalación se asienta sobre una superficie de 18 hectáreas que por el crecimiento de la ciudad ha pasado a ser parte de la milla de oro urbana. Los promotores inmobiliarios se lanzarán por la presa, según pronostica Francisco Javier de Aspe, presidente de Fadeco Promotores, la patronal de las constructoras de Andalucía.

La batalla entre los nostálgicos y los pragmáticos se ha librado incluso en el seno de la presidencia de Heineken España y ha sido el caballo de batalla del último relevo vivido en la cervecera. Cuando se acercaba su jubilación, el anterior presidente, Piero Perron, rogó por carta al alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, que no recalificara los terrenos en los que se asienta la actual fábrica, previendo la jugada de su sucesor. El regidor se mostró receptivo a esa opción hasta que, ya jubilado Perron, recibió otra carta del nuevo presidente, Carlos de Jaureguízar, en la que se comprometía a trasladar la fábrica a un suelo situado en el término municipal de Sevilla, algo que el consistorio ya ha aceptado públicamente.

Una recalificación a la carta

La carta remitida por Carlos de Jaureguízar al alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, a la que ha tenido acceso Cinco Días, establece que la nueva factoría será implantada en sendos terrenos del barrio marginal de Torreblanca, con una superficie total que suma 639.327 metros cuadrados entre ambos. Los terrenos pertenecen a las fincas conocidas como La Caridad y Cañada Real de Pero-Mingo.Carlos de Jaureguízar añade en la misiva que los terrenos de la actual fábrica dejarán de tener utilidad industrial tras el traslado, 'debiendo ser los mismos objetos de la consideración y otorgamiento urbanístico que corresponda'. Según la carta, la nueva fábrica tendrá un 20% más de capacidad 'para absorber el volumen natural del mercado del sur, actualmente producido por otras fábricas'.

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