Otoño Kandinsky en la Juan March
Hace 25 años la Fundación Juan March presentó la primera exposición dedicada en España a Wassily Kandinsky (Moscú, 1866-Neully-sur Seine, 1944), pionero del arte abstracto. En aquella ocasión se mostraron al público los trabajos más geométricos y abstractos del artista, los realizados entre 1923 y 1944. La exposición actual narra su evolución artística, desde sus inicios en la pintura figurativa hasta el predominio del elemento abstracto. 'Los cuadros nos narran la evolución artística de Kandinsky, a la vez que hablan de la situación que en esos momentos vive el arte', comenta José Capa, director de exposiciones de la fundación.
La Fundación Juan March (Castelló, 77. Madrid) acoge hasta el próximo 25 de enero 44 obras (30 pinturas y 14 acuarelas, tinta china y grabados), realizadas entre 1899 y 1920. La exposición ha sido realizada en colaboración con la Fundación Caixa Catalunya de Barcelona, donde se ha exhibido anteriormente. Las obras proceden principalmente del Museo Estatal Tretiakov de Moscú, de diversos museos recónditos rusos y de otros europeos, como el Centro George Pompidou de París, la Lenbachhaus de Munich, el Von der Heydt Museum de Wuppertal, la Tate de Londres y el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, entre otros.
Esa evolución artística se muestra a través del tema del paisaje. En las obras expuestas se detecta una sutil transición de un paisaje figurativo a uno más emocional y de éste a uno decididamente abstracto . El recorrido expositivo comienza con El puerto de Odessa, de 1899 -Kandinsky había empezado a pintar tres años antes, a la edad de 30 años-, una obra de arte figurativo, 'académica', precisa José Capa. A partir de ella, llegan otros paisajes, en los que Kandinsky mantiene la realidad, pero indaga en el color, hasta que finalmente desaparecen los objetos y gana la forma abstracta.
En 1896 se trasladó a Múnich para estudiar pintura y decidió dedicarse exclusivamente a la actividad artística
Kandinsky ha dejado escritos en los que explica su evolución artística. De lo espiritual en el arte y Mirada retrospectiva, publicadas en España por Emecé y Paidós, respectivamente, dan cuenta de ese discurso estético que desembocaría en la práctica de la abstracción no figurativa.
Nacido en Moscú, y nacionalizado posteriormente alemán y francés, Kandinsky pertenecía a una familia acomodada y con inquietudes culturales. Estudió Derecho y Economía Política y comenzó a trabajar conforme a su formación académica. Sin embargo, en 1896 se trasladó a Munich para estudiar pintura y dedicarse exclusivamente a la actividad artística. Estrechamente vinculado, junto con Paul Klee, a la Bauhaus, la escuela alemana de los años veinte que revolucionó la concepción tradicional de las artes y de la pedagogía artística, realizó su primera acuarela abstracta en 1910.
El estilo de Kandinsky en sus comienzos revela la influencia del intenso colorismo ruso tradicional, del impresionismo y del fauvismo. La etapa de 1908 a 1914, cuando vive en Murnau, al sur de Múnich, marca el salto de la figuración a la abstracción. Participó en numerosas exposiciones y en 1909 fundó con Jawlensky la Nueva Asociación de Artistas en Múnich. En 1911, creó con Paul Klee y Franz Marc el grupo Der Blaue Reiter (El jinete azul).
El objeto perjudica mis pinturas, afirmaba el pintor. Desaparecen los motivos, las formas se disuelven en colores y formas y sus paisajes se convierten en partituras de color: composiciones, impresiones, improvisaciones. Composición VII, de 1913, es la más importante de las obras expuestas. Con la guerra de 1914, Kandinsky vuelve a Rusia. De esta etapa son Composición lineal y cromática, de 1918, y Cuña violeta, de 1919, que cierran la exposición.
La hora de la obra maestra
En la exposición Kandinsky. Origen de la abstracción se puede admirar la obra maestra Composición VII, conservada en el Tretiakov de Moscú. Los escritos dejan constancia de la decisión del pintor de hacer una obra maestra. Se preparó durante meses y por fin encargó un bastidor especial de dos por tres metros -es su obra más grande- y solicitó a su compañera Gabriele Münter que tomara fotografías para documentar cada paso de la creación.Kandinsky tardó cuatro días en su realización, entre el 26 y el 29 de noviembre. Su intención era que el observador participara en el cuadro. Desde lejos tenía que sentirse atraído por la variedad de colores, al acercarse, su mirada debía seguir la forma elíptica, algo así como pasear por el cuadro.La obra es un emblema del siglo XX, ya que a partir de Composición VII ya no se podrá concebir el arte sin la pintura abstracta.