Murallas agrietadas
Los conflictos de intereses en la banca de inversión, que han llevado a muchas firmas a emitir recomendaciones engañosas, han minado la confianza del pequeño inversor y agravado los efectos de la crisis bursátil. La respuesta de las autoridades, tras la multa impuesta a las firmas de Wall Street, ha cambiado las prácticas de una forma tan radical que algunos profesionales se quejan de exceso de regulación. Pero estos mismos profesionales reconocen que el conflicto de intereses no ha desaparecido. El fenómeno se ha mitigado algo con la caída bursátil y el brusco descenso en el negocio bancario, que han reducido el pastel a repartir. Pero siempre existirán formas, más o menos sutiles, de condicionar a los analistas. El objetivo de los reguladores debe ser doble: castigar a las entidades que engañen en sus análisis para que el ardid no sea rentable y educar a los inversores para que entiendan que un informe no es dogma de fe.