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Crónica de Manhattan

Cita en California

El martes, los ciudadanos de la sexta economía del mundo, California, votarán la salida del gobernador, Gray Davis, y en caso afirmativo, a su sustituto. Las encuestas predicen que el demócrata Davis perderá el puesto en favor del actor republicano Arnold Schwarzenegger.

No está claro que las polémicas de los últimos días de campaña por su comportamiento abusivo con las mujeres, sus reprobables aventuras sexuales hace años y las presuntas declaraciones de admiración por Hitler le pasen una gravosa factura, según los analistas políticos. En los últimos días su otro opositor, el demócrata Cruz Bustamante, 10 puntos por detrás, está muy silencioso. Pero, mientras el protagonista de Conan el Bárbaro lucha contra su pasado, apenas ha concretado su programa en la campaña. Eso sí, con la comodidad que dan las encuestas al ganador, ha llegado a exponer una agenda para los 100 primeros días. Los planes pasan por eliminar el permiso de conducir para los emigrantes sin papeles (concedido recientemente por Davis), subir los impuestos a los casinos indios y eliminar algún otro.

El álter ego de Terminator, asesorado en su programa económico entre otros por el inversor demócrata Warren Buffett, tampoco ha dicho qué gastos recortará cuando tenga que lidiar con un déficit presupuestario de 33.000 millones de dólares. Sólo ha asegurado, y solemnemente, que no tocará la educación. El problema es que la educación es la mitad del presupuesto del Estado, siendo el otro gran gasto el médico. 'Recortar el gasto médico no sólo sería cruel, sino que además sería poco inteligente porque se perderían fondos federales', decía el economista Paul Krugman. Este profesor de Princenton asegura que las alegaciones de Schwarzenegger de que en California se pagan muchos impuestos son falsas, pues están en la media del país, pero lo es cierto es que es uno de los Estados menos equitativos.

Buena parte de esa desigualdad viene dada por los continuos referendos sobre propuestas legislativas en las que se aprueban gastos y se suprimen o recortan impuestos. Uno de éstos permitió hace años rebajar el impuesto sobre la propiedad y ponerle un bajo límite de subida, algo que Schwarzenegger aprueba y, sin embargo, ha condicionado al Gobierno de Sacramento a confiar la volatilidad de los impuestos a los ingresos, en baja forma con la crisis.

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