El deterioro del mercado laboral daña la confianza de los estadounidenses
El deterioro del mercado laboral en EE UU ha provocado la segunda caída consecutiva de la confianza de los consumidores. Pese a que la economía creció a un ritmo del 3,3% entre abril y junio, según los datos revisados al alza ayer por el Gobierno, la recuperación no está creando empleo y amenaza su sostenibilidad.
El índice de confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan cayó inesperadamente en septiembre de 89,3 a 87,7 puntos. El dato es peor que el ofrecido en la primera estimación, que se situó en 88,2. Los economistas explican este descenso de la confianza por el mal comportamiento del mercado laboral. No en vano desde el fin de la recesión, noviembre de 2001, la economía de EE UU ha perdido aproximadamente 1,4 millones de empleos.
'La recuperación sin empleo a la que hemos asistido ha sido dolorosa y frustrante para muchos y los datos más recientes y algunos informes específicos sugieren que aún no se ha acabado esta tendencia', aseguraba a principios de semana el presidente de la Reserva Federal de Atlanta, Jack Guynn.
Un estudio de Goldman Sachs sostiene que en las anteriores recuperaciones (1954, 1958, 1961, 1970, 1975, 1982 y 1991) el crecimiento medio del empleo se situó en el 3,86% y que en la reactivación actual se ha producido una pérdida de empleo del 0,43%. La firma defiende que estos datos señalan un cambio fundamental en el mercado laboral desde un paro cíclico a un paro estructural. La tasa de paro se situó en agosto en el 6,1%.
Los economistas advierten que un deterioro persistente del mercado laboral puede poner un freno a la recuperación, aunque descartan, por el momento, que la caída de la confianza de los estadounidenses vaya a frenar su apetito consumista.
Entre abril y mayo, el gasto de los consumidores creció a un ritmo del 3,8% y las ventas se han acelerado en el tercer trimestre. Las ventas minoristas, incluidas las de automóviles, crecieron el 0,7% en agosto. Las ventas en Wal Mart, la mayor cadena de descuentos del mundo, se situaron en la parte más alta de sus previsiones. Con ello, los analistas auguran un crecimiento del PIB en la segunda mitad del año en torno al 4%.
Más gasto público
Pero la revisión al alza del crecimiento del PIB en el segundo trimestre (del 3,1% estimado anteriormente al 3,3%) no ha venido motivada por el consumo privado, sino por la fortaleza del gasto público, mayor de lo inicialmente calculado por el Gobierno.
Los gastos en defensa, que registraron un crecimiento del 45,8% en el segundo trimestre, el mayor desde la guerra de Corea de 1951, han contribuido a impulsar el PIB entre abril y junio. La permanencia de la campaña en Irak y en Afganistán asegura un alto nivel de gastos militares para los próximos meses. De hecho, excluidas las volátiles ventas de aviones, los pedidos de bienes duraderos no relacionados con la defensa cayeron el 2,3% en agosto.
La inversión empresarial, sin embargo, ha resultado menor de lo anteriormente previsto (7,3% frente al 8%), aunque sí se ha producido un fuerte impulso de las compras de equipamiento y software, las mayores en tres años.
También los bajos tipos de interés han propiciado un aumento de los gastos en construcción residencial del 6,6%, mayor que el 4,5% registrado en el primer trimestre.