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Secretos de despacho
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Tintín en Make a Team

Al socio de Jorge Valdano en la consultora, Juan Mateo, le gusta trabajar sin ruido a su alrededor y rodeado de figuras de su personaje preferido y de su amigo el capitán Haddock. No soporta el desorden, pero le gusta el caos, que él define como creativo

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Juan Mateo le gusta delegar, tanto como confiar la decoración de su despacho a la decoradora Matilde Hernando, que no es ni más ni menos que su esposa. El consejero delegado de la consultora especializada en liderazgo y recursos humanos a través de la experiencia deportiva, Make a Team, ubicada en una espaciosa finca en La Moraleja (Madrid) y de la que también son socios Jorge Valdano y Juan Antonio Corbalán, comienza la entrevista ensalzando la confianza profesional que tiene en las mujeres. 'Siempre me ha gustado trabajar con ellas. Por eso se encargó mi mujer de la decoración. Confío en ella para casi todo, es mi mejor consejera. Las mujeres tienen una gran intuición para todo y en el trabajo eso es un valor', señala.

Pero sí algo ha respetado la decoradora sobre los gustos de Mateo ha sido su pasión por Tintín. Su despacho está repleto de figuras de resina de este periodista de cómic, al que este ejecutivo siempre le estará agradecido por haberle abierto los ojos a la lectura. 'Leía sus aventuras y las releía. Empecé a descubrirlo y cada vez me gustaba más por su espíritu emprendedor y aventurero'. Pero por quien siente verdadera admiración Mateo es por el amigo de Tintín, el capitán Haddock, del que también tiene réplicas que le han acompañado en los distintos despachos por los que ha pasado en los últimos 12 años. 'Me gusta ese mal humor, es el personaje más auténtico'.

Sobre la mesa siempre tiene una lata de Coca-Cola light, de la que se confiesa adicto. El mobiliario es clásico con pinceladas minimalistas. Los sofás son de piel en marrón oscuro en perfecta coordinación con el entelado de las paredes de color avellana. De éstas cuelgan, entre otras, obras de su esposa, un cuadro con la vista de un balcón de un hotel en México y una imagen de una playa de Puerto Rico. Y asegura que si algo le molesta es el desorden, que no el caos. 'No me gusta el desorden absurdo, prefiero el que es producto de la actividad y de la creatividad. El desorden es absurdo'. Juan Mateo reconoce que para trabajar necesita el silencio. 'Yo soy una persona muy extrovertida, a la que le encanta hablar con la gente, pero cuando estoy concentrado con un tema sólo pido silencio. Se reflexiona mucho mejor', indica. A pesar de ello, confiesa que lo primordial es la relación con el equipo, que es donde verdaderamente se aportan ideas.

En cuanto a las cualidades de este consultor, de 46 años, el propio Mateo destaca su creatividad y capacidad para generar ideas y nuevos productos, 'por lo demás creo que soy bastante normal'. Cree que si ha llegado ha dirigir una compañía como Make a Team, con una plantilla de casi un centenar de profesionales y una facturación de 10 millones de euros, ha sido por haber trabajado 14 horas al día durante 365 días al año. 'Siempre he dedicado demasiadas horas al trabajo, pero tengo la sensación de haber descuidado por ello mi vida personal. Me divierto trabajando y con mi familia suelo ser intenso los fines de semana'. Para Mateo la dedicación a su familia, esposa y cinco hijos, que reconoce como su primera pasión, no es un problema de cantidad sino de calidad. Su segunda pasión son los coches, de los que tiene una réplica de un modelo de la casa Jaguar, en el que corrieron dos de sus colaboradores en la consultora, los campeones de automovilismo Valva Camino y Miguel Ángel de Castro. Pero no sólo le gusta conducir coches, también le gusta desmontarlos, ver las entrañas de los motores. 'Es algo que me relaja muchísimo'. Además de enredar con la mecánica, le gusta leer, jugar al paddle y leerse todos los periódicos.

A verle, con una vaca roja

Sobre la mesa tiene unas vacas de color rojo. No es un ninguna extravagancia. Sólo que a Juan Mateo le gusta que cada persona que entre en su despacho lo haga con una vaca roja. No es literal. Se trata de aportar productos nuevos, diferentes, en definitiva, vacas rojas.'Está prohibido entrar en mi despacho para tonterías. Si quieres conversar tienes que traer una vaca roja, ideas, algo distinto, innovador. Es una manera de fomentar la creatividad y el fluir de ideas', señala Mateo, que en breve pondrá en la calle un nuevo libro, en colaboración con el entrenador de fútbol, Juan Manuel Lillo, sobre cómo liderar una compañía en momentos difíciles.

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