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'Telecos'

Fernando Abril abandona Telefónica

Las palabras de un amigo suyo describen claramente lo sucedido. 'A Fernando Abril nunca le echan, se va él. No es el tipo de persona que asiente cuando no está de acuerdo y no tiene ningún problema en irse a casa cuando siente que no tiene libertad de acción y de mando'. Abril ya lo demostró una vez, cuando se cansó del modelo implantado por Juan Villalonga en Telefónica, y lo volvió a hacer ayer, cuando anunció su dimisión.

Pero al igual que sucedió en junio de 2000, Fernando Abril se va de Telefónica con los deberes hechos. Hace tres años dejó a TPI preparada para convertirse, con el permiso de Móviles, en la filial más rentable y estable de la operadora. Ahora ha terminado el trabajo que Alierta le encargó y ha reestructurado la compañía desde la cúpula a la base, con el objetivo de aligerar al máximo la sobrecargada estructura heredada de Villalonga. El diseño de la regulación de empleo de Telefónica de España es, en buena parte, obra suya, como también lo son los cimientos financieros que ha establecido y que permitirán a la operadora no sólo lucir un espectacular crecimiento del Ebitda en este trimestre, sino vivir de las rentas en los resultados de los próximos tres años.

El día de ayer ya se preveía complejo con el anuncio de la remodelación de las filiales y se lio aún más. Abril comunicó su decisión a la comisión delegada nada más empezar, a las nueve, y la noticia se divulgó en el receso previo al consejo, que fue el último del consejero delegado.

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La salida de Abril no es fruto de un acontecimiento aislado, sino de un goteo diario de disensiones

La dimisión de Abril no es fruto de un desacuerdo puntual, sino de tres años de convivencia tempestuosa con César Alierta. A pesar de ello, ha cogido por sorpresa tanto al propio interesado como a los accionistas del núcleo estable, el BBVA y La Caixa. El ex consejero delegado 'ha meditado mucho su decisión, especialmente después del verano', asegura otra persona muy cercana a Abril, 'pero no se lo comunicó a Alierta hasta la semana pasada'.

Según estas fuentes, el presidente no creyó en un primer momento que la decisión fuera definitiva, 'hasta que el lunes Fernando lo hizo oficial y Alierta vio que no había marcha atrás'.

Puede que la incredulidad del presidente proceda de que no es la primera vez que Abril ha estado muy cerca de marcharse. Y es que las diferencias entre Alierta y su consejero delegado no son nuevas. 'Ha sido un cúmulo de cosas lo que ha motivado la decisión. Llega un momento en que has hecho por la compañía todo lo que tenías que hacer y ya no hay campo de juego para dos personalidades de ese calibre', explica otro amigo del ejecutivo.

'Ha sido una relación profesional entre dos trenes y han chocado en un goteo de día a día, de desgaste, de piedras en el camino y de escasa confianza. Alierta nunca se ha fiado de Abril. Es muy duro tener un número dos tan brillante', recalca.

Reunión con analistas

Junto a la sorpresa por la dimisión, fuentes del consejo han expresado su extrañeza por las fechas, a dos semanas de la reunión con analistas de todo el mundo y en pleno curso electoral. 'Abril nunca ha sido un hombre político, así que lo segundo le da igual', dice otro conocido. 'Lo que ha sido clave es la reunión con inversores, porque no quería presentar ante el mundo financiero una estrategia que no va a compartir'.

Con la salida de Abril, Alierta asume de hecho lo que ha venido ejerciendo de facto en los últimos años. No habrá otro consejero delegado porque las funciones las tomará el presidente. Alierta, al que el Gobierno llevó a la presidencia con el encargo de descentralizar el poder, reeditará así, aunque con matices, el modelo de Villalonga.

El monte y el fútbol recuperan un aliado

Los que le conocen dicen que Fernando Abril-Martorell no tendrá ningún problema en hacer la tranquila vida de un padre de familia con seis hijos cuando, el 1 de octubre, el consejero delegado deje sus funciones en Telefónica. El monte, del que es un gran aficionado, y el fútbol -es socio del Real Madrid y va al campo siempre que puede- recuperarán un aliado.Porque Abril no se va de Telefónica con otro destino profesional. Su único cometido oficial a partir de ahora es la más nominal que real función de asesor del presidente; el resto será tiempo libre. 'Ya decidió irse a su casa una vez y estuvo muy tranquilo', dice un conocido del ejecutivo.Aquella vez, sin embargo, sólo fueron dos meses de inactividad. Habrá que ver cómo asume ahora el descanso un profesional que desde muy joven ha estado en cargos de mucha responsabilidad. El hijo de político de centro y hombre de empresa del mismo nombre nació en Segovia en 1962 y se formó en Icade. Los primeros en poner la vista en él fueron los responsables de JP Morgan, en cuyas oficinas de Nueva York, Londres y Madrid trabajó durante 10 años.En 1997 y con sólo 35 años fue reclamado por Juan Villalonga como director general de finanzas de la primera compañía española, Telefónica. No era la primera oferta de calado que recibía, pero esta vez aceptó el reto. Lo hizo hasta septiembre de 1999 y contó siempre con el respaldo del mercado. Entre medias, todavía tuvo tiempo de diseñar la salida a Bolsa de TPI, donde fue presidente hasta junio de 2000. Se marchó por diferencias con Villalonga, pero sólo estuvo dos meses fuera. En agosto, el nuevo presidente, Alierta, recuperó sus servicios. Y esta vez volvió como consejero delegado, cargo que el núcleo estable ya había intentado encomendarle.

Castigo bursátil por la dimisión de Abril

Ese mundo financiero al que Fernando Abril no quería presentar una estrategia en la que no iba a participar ha sido uno de los más afectados por la dimisión de un profesional que siempre ha tenido el máximo respaldo de inversores y analistas. La cotización de la acción es el mejor ejemplo de ello. Los títulos amanecieron al alza, pero cayeron a plomo en cuando se conoció la noticia. El descenso de Telefónica fue ayer el mayor lastre de la Bolsa española y se acentuó en cuanto el sol llegó al otro lado del Atlántico y los gestores de fondos estadounidenses llegaron a sus despachos. La caída, que llegó a ser por momentos del 2,74%, se quedó al final en el 1,7%, en una jornada de resultados dispares para el sector de telecos en Bolsa. El índice Stoxx de telefonía mantuvo el tono alcista, gracias a BT, Vodafone o Telecom Italia, aunque empresas como France Télécom o Deutsche Telekom cayeron más que Telefónica.En el caso de Telefónica, por una vez, los analistas no tuvieron dudas del porqué del castigo. La dimisión del consejero delegado 'no es buena noticia para la compañía porque Abril era considerado como buen gestor por los analistas e inversores', explicó Javier Borrachero, analista de ING Barings en Madrid, a la agencia Reuters. De la misma opinión es Glen Chapman, experto del sector de telecomunicaciones de Ibersecurities. 'La primera reacción del mercado es lógicamente negativa, porque Abril era muy respetado por los inversores', aseguró a Bloomberg.Fuera de España la percepción era la misma. 'Esto no es bueno', afirmaba a la misma agencia Philip Scholte, analista de una firma de Bolsa en Amsterdam. 'Abril tenía una visión muy clara de la compañía'.

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