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Tribuna
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Un curso de transición para las 'telecos'

Emilio Lera analiza la política tarifaria en el sector español de las telecomunicaciones y los efectos de ésta sobre la telefonía. El autor sostiene que el número de operadores, 45, es excesivo y se hace necesaria una mayor concentración

El comienzo de un nuevo curso es buen momento para hacer una previsión de lo que se puede esperar del mismo en el sector de las telecomunicaciones. Al comenzar con un cambio de ministro de Ciencia y Tecnología y terminar con un fin de legislatura, su posible desarrollo tiene especial enjundia.

Se abre en una situación de mejora de las expectativas sectoriales. Los capitales parecen volver al sector. El Nasdaq ganó desde octubre a agosto un 58%, con algunas subidas notables. Sin embargo, parece ser el resultado de acciones especulativas, ya que no son el reflejo de los beneficios esperados. La cotización llega a 35 veces las ganancias proyectadas (índice de Merrill Lynch), lo que significa que las acciones están muy caras, y las empresas pequeñas en perdidas están subiendo el doble (60%) que las rentables (30%) (índice Standard & Poor's). Por ello es de temer una fuerte corrección a corto plazo.

Las grandes operadoras están anunciando beneficios trimestrales y generando importantes flujos de caja libre. Las europeas esperan generar entre 50.000 y 55.000 millones de euros este año y el próximo (Goldman Sachs). Este efectivo se puede usar para reducir su deuda neta, para compensar al accionista por la caída del valor o para crecer con nuevas adquisiciones. La estrategia al respecto que adopten las operadoras tendrá su importancia en los próximos meses.

La mejor manera de aumentar márgenes es incrementar el promedio de minutos de voz por línea, y eso no se hace con subidas de tarifas

En España el curso empieza con anuncios, cuando menos sorprendentes, de la Administración, con efecto a corto y que pueden tener una gran trascendencia a medio plazo.

Suponemos que la subida de 0,55 euros de la cuota de abono responde a un cierto déficit de acceso de Telefónica, ya que sería increíble asegurarle 107 millones de euros adicionales de beneficio anual sin justificación. Sin embargo, nos preocupa que no se haya pensado en las consecuencias a medio plazo. El peso de la cuota de abono en los ingresos totales del sector ha pasado del 20,1% en 1999 al 30,3% en 2003, y sigue subiendo. Se pudiera pensar que es una forma de hacer más atractivas las inversiones en infraestructuras alternativas, pero ese atractivo no viene de la cuota mensual, sino de recuperar los márgenes comerciales por servicio. Es un contrasentido que se quiera compensar esa subida con bajadas de tarifas, ya que esto reduciría aún más los márgenes comerciales.

Subidas similares han originado bajas del servicio en algunos países latinoamericanos, y sin duda acelerarán la sustituibilidad del servicio fijo por el móvil. ¿Por qué mantener una línea fija si todos los miembros de la familia tienen un móvil? España tiene una penetración telefónica del 42,2%, muy por debajo del promedio de la Unión Europea. Esa subida puede suponer la renuncia definitiva a acercarnos a ese promedio.

Es cierto que los márgenes de la telefonía fija son muy bajos, y que lo fácil es subir los precios para aumentarlos, pero esto previsiblemente retraería el consumo e incentivaría el mayor uso del móvil. Además de que iría en contra de asegurar la asequibilidad del servicio que exige la ley. La mejor manera de subir márgenes es aumentar el promedio de minutos de voz por línea, y eso no se hace con subida de tarifas.

Si la eliminación del price-cap sistema de precios máximos que regula las tarifas de Telefónica no se usa para subir tarifas, no parece necesaria. Basta un price-cap neutro respecto al IPC que mantenga el gasto familiar para que, con la tendencia natural de los costes a la baja, se puedan recuperar los márgenes incentivando el consumo con estructuras tarifarias atractivas, como están haciendo otros operadores.

Los rumores sobre la no aplicación del price-cap a los usuarios empresariales sorprenden, ya que, si como resulta previsible, los estudios de mercado de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (Directiva de acceso 2002/21/CE) determinan la posición de dominio de Telefónica en los mercados de referencia de acceso y de servicios telefónicos fijos para abonados de negocios (Recomendación C -2003- 497), se le deberán imponer consecuentemente la orientación de sus tarifas a costes y la separación contable, lo que dificultará aplicar criterios tarifarios distintos para esos usuarios.

Permitirlo sería institucionalizar el subsidio de los abonados residenciales a favor de aquéllos. ¿Se fijará un precio de interconexión diferente para el tráfico de esos abonados que refleje los costes que use Telefónica para fijar sus precios (evitar subsidios cruzados)?

Creemos que todas esas medidas podrían acelerar la maduración del sector de telefonía fija, cuando aún estamos muy lejos de los parámetros de los países más avanzados.

Esperamos propuestas para incentivar el mercado de accesos y servicios en banda ancha, donde otras tecnologías (LMDS, satélite) han mostrado que no son alternativas. Y ver cómo comienza la necesaria concentración sectorial (45 operadores es excesivo). Es un curso de transición, ya que lo que ocurra en el mercado de capitales, el destino que los grandes operadores den a sus crecientes flujos de caja y la política sectorial que se adopte determinarán las tendencias del sector para los próximos años.

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