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Lealtad, 1

A propósito del cierre de futuros

No era casual la arenga lanzada la semana pasada por algunos estrategas, los menos, a propósito del vencimiento de futuros y opciones en los mercados bursátiles del mundo el viernes. Son momentos clave en la distribución de papel a precios sensiblemente más caros que las medias habituales, porque hay muchos productos, de los mal denominados garantizados, que beben en las fuentes del vencimiento para inflar sus carteras.

Nos es baladí recomendar a la clientela bursátil mucho celo en sus movimientos en esos días y, si cabe, evitar estar en el cotarro. Tampoco resultó descabellado alertar sobre posibles manipulaciones de precios el día del vencimiento, porque los futuros, como se ha repetido, están al alcance de todos, pero en manos de muy pocos.

Viene a cuento el repaso a los sucesos del viernes, porque hasta el último instante se mantuvo encendida la llama alcista del mercado. En esa jornada, ya cuando era tarde y muchos no podían deshacer posiciones, empezó la ofensiva bajista. La corrección, como cabía esperar, alcanzó mayor velocidad el lunes y generó zozobra durante toda la jornada de ayer.

Puede ser coincidencia, o no, que el generador de la corriente negativa haya sido un comunicado de fin de semana del G-7 llamando a la flexibilidad monetaria en Asia. En cualquier caso, la proclama a favor de un dólar más débil se hizo con la semana financiera vencida y con el futuro de septiembre liquidado.

Hay en la trayectoria de los mercados financieros muchos episodios coincidentes como éste, que desaniman a la parroquia y confunden a los más débiles, como si el mercado quisiera expulsarlos de por vida y dejar el juego en manos de los iniciados.

Estos fenómenos quedarán con el paso del tiempo, no obstante, en anécdotas y casualidades, cosas del destino. Los inversores seguirán con sus idas y venidas alrededor del panal de rica miel que narra la fábula.

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