Sobriedad para Lomba
El diseñador y presidente de la Asociación de Creadores de Moda trabaja, mientras ultima la colección que presentará la próxima semana en Cibeles, en un amplio espacio, sin grandes lujos y rodeado de patrones, bocetos y telas
P
uede permitirse cualquier licencia, incluida la de combinar los colores como le venga en gana. El diseñador y presidente de la Asociación de Creadores de Moda, Modesto Lomba, lleva pantalón negro, camisa azul y zapato marrón. Un último vistazo al espejo antes de las fotos. Es serio aunque en algún momento de la entrevista deja entrever su socarronería del norte. Está tranquilo, a pesar de que el próximo miércoles tiene una cita en la Pasarela Cibeles para presentar la próxima colección de verano y de que antes estará en París preparando detalles para lo que será la próxima tanda de otoño e invierno. Pero no es lo único: un perfume, un vino, joyas y vestidos de novia, entre otras cosas, lo mantienen entretenido. Para hacer frente a tanto proyecto, lo que Lomba necesita es silencio, planificación y orden. Y precisamente porque, según cuenta, él no reúne ni una de esas condiciones: 'No soy planificado ni ordenado, aunque con los años he aprendido a actuar como si fuera un ser previsor y ordenado. Todo esto se aprende con los años, sobre todo para optimizar el tiempo. O te disciplinas o llegas al caos absoluto'.
Define el trabajo de un diseñador como caótico, ya que se trata de un cúmulo de impulsos creativos sometidos siempre a modificaciones. 'Para poder cumplir con los plazos tenemos que ser muy organizados, si no sería imposible', señala el diseñador, cuya mesa está llena de bocetos, restos de telas, muestras de dos perfumes, bolígrafos, un ordenador y hasta un televisor. La habitación, ubicada en un edificio del madrileño barrio de Chueca, es amplia, de grandes ventanales, con percheros en los que cuelga parte de la ropa que sacará a la calle el próximo verano. A pesar de la luz natural que invade la estancia, no le gusta 'ver desde la oscuridad el mundo', Modesto Lomba prefiere trabajar casi en penumbra. 'No trabajo con luz, me concentro mejor en la oscuridad'. De vez en cuando pone un poco de música, 'para abstraerme'.
El diseñador, nacido hace 41 años en Arcante (Álava), trabaja una media de 12 horas al día y suele desconectar para ir al gimnasio. El resto de las horas suele pasarlas maquinando ideas para obtener rentabilidad con la marca Debota & Lomba. Una práctica bastante común entre los diseñadores. Se trata, según cuenta, de crear un concepto de una empresa de desarrollo de imagen y filosofía, y buscar unos compañeros de camino y planificar. 'Esto permite crear riqueza de industria, eso nos permite ser competitivos con otros diseñadores internacionales. Hay un desequilibrio entre importaciones y el producto nacional', señala.
Y defiende las incursiones de los diseñadores en sectores lejanos a la moda. 'Nosotros ponemos el nombre y el diseño y luego tenemos que encontrar el respaldo de empresas reputadas. Y como creativos es muy importante hacer incursiones en sectores que nada tienen que ver con lo que normalmente hacemos', explica. Se trata, cuenta, de transmitir sentimientos.
En cuanto al momento que vive la moda española, señala que aún no le ha llegado el momento de bonanza, 'aunque vamos por el buen camino, ya que muchos proyectos empiezan ahora a consolidarse'. Y aclara que, en general, el Gobierno siempre ha tratado bien a los diseñadores, 'por la cuenta que les trae'. Agradece el interés de los políticos, pero advierte que como profesionales 'los diseñadores estamos adscritos a este país, no un determinado partido'. Y señala que 'cualquier político español que se olvide de que a través de la moda Italia se ha colocado como número uno y no a través de la pizza ni de Berlusconi comete un error'.
'Soy un gran mirón'
Ahí donde lo ven, asegura que de no haber sido diseñador habría sido policía secreta. Investigar es su gran afición. 'Soy un gran observador del entorno. Me gusta mirar las cosas, a la gente, ver cómo se comporta. Soy un gran mirón'. Lo dice con esa tranquilidad que le caracteriza. Modesto Lomba confiesa que no le compensa discutir ni tener malos rollos con la gente. 'Valoro tanto mi tiempo y mis cosas que no derrocho mi energía'. Asegura que no tiene apego a los objetos, pero sí a las personas. 'No soy nada fetichista, lo que me importan son las personas. Algunos de los profesionales que trabajan conmigo lo hacen desde los comienzos'.