El presidente de Ahold se rebaja el sueldo por la crítica recibida
Mientras que Ahold, el gigante holandés de la distribución, trata de salir a flote de la crisis por irregularidades contables de 970 millones de euros, su presidente, el sueco Anders Moberg, renunció ayer a parte de las ventajas salariales recientemente obtenidas y que ascienden a un mínimo de 1,5 millones. La presión de los accionistas se ha llevado por delante, además, al quinto ejecutivo de la compañía, Henny de Ruiter, por aprobar una remuneración por todo lo alto.
El nombramiento de Anders Moberg como presidente ejecutivo de la holandesa Ahold nació repleto de críticas. Accionistas y consumidores recriminaron desde su aprobación, a principios de mes, la aceptación de las condiciones salariales del nuevo presidente en un momento en el que la compañía está envuelta en su crisis más profunda con desajustes contables que ascienden a 970 millones de euros y urgencia por sanearse.
Moberg reconoció ayer su preocupación por el debate suscitado en el país y como respuesta hizo pública su decisión de renunciar a parte de las ventajas salariales que adquirió al asumir el puesto.
Entre otros conceptos, Moberg ofreció renunciar a las bonificaciones garantizadas, que en los dos primeros años ascenderían a 1,5 millones de euros y en los siguientes podría llegar a alcanzar los 10 millones. En función del nuevo acuerdo, las bonificaciones serán variables y ligadas al rendimiento.
El debate sobre la remuneración de Moberg salpicó también a Henny de Ruiter, de 69 años, presidente del consejo de vigilancia y uno de los ejecutivos más respetados en Holanda, pero que fue muy criticado tras la incorporación de Moberg. De Ruiter presentó ayer su dimisión para que se haga efectiva en octubre cuando se presenten las cuentas auditadas de 2002. De Ruiter será sustituido por el antiguo presidente de Heineken, Karel Vuursteen.
Antes de De Ruiter, ya había dimitido el antiguo presidente Cees van der Hoeven, el director financiero, Michel Meuers y los máximos responsables de la filial US Foodservice y de su división Topmarkets, foco de la crisis.