Fomento endurece los contratos del AVE tras el fiasco del Madrid-Lleida
El Ministerio de Fomento se ha curado en salud al dar un vuelco completo al sistema de contratación de los equipos de la superestructura, señalización, comunicaciones y electrificación, de los tres nuevos tramos de alta velocidad que están en fase de licitación.
El fracaso cosechado en la línea Madrid-Lleida, que debería haber entrado en servicio en el verano de 2002 y todavía no tiene fecha oficial de apertura por los problemas detectados en la señalización, escuece mucho en el departamento que controla Francisco Álvarez-Cascos.
Por ello, Fomento ha decidido renunciar al sistema de fragmentación de los contratos que puso en marcha el ente público Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF) desde que se constituyó, allá por el año 1997.
En los últimos contratos de construcción de la línea AVE que ha sacado a licitación exige a los proveedores el suministro de sistemas completos llave en mano y plazos de ejecución cortísimos, en algunos casos, irrealizables, según fuentes de importantes fabricantes de equipos ferroviarios.
Para hacer frente con garantías a este tipo de licitaciones, Fomento ha recomendado la configuración de consorcios de empresas con especializaciones distintas y con un liderazgo claro dentro de cada alianza. Se trata de una fórmula similar a la utilizada en el Madrid-Sevilla, que tan buenos resultados han dado en la ejecución y explotación de la línea.
Efectivamente, los tres nuevos concursos para equipar tres líneas actualmente en construcción -Lleida-Barcelona, continuación del problemático tramo citado más arriba, Segovia-Valdestillas (Valladolid) y La Sagra-Toledo- implican el suministro en un mismo paquete de todos los sistemas requeridos por el sistema de señalización. En el caso de los AVE entre Segovia-Valladolid y el enlace con Toledo se solicita también el suministro de la catenaria.
Las ofertas a estos tres concursos fueron presentadas el pasado 29 de agosto y en estos primeros días de septiembre han sido abiertas las ofertas técnicas de los tres consorcios que participan en las diferentes pujas. El Ministerio de Fomento ha anunciado a los licitadores que el próximo día 1 de octubre abrirá las ofertas económicas de los tres consorcios que han concurrido al tramo Lleida-Barcelona; el día 8, las del tramo La Sagra-Toledo, y el día 15 de octubre, las del tramo entre Segovia y Valladolid.
Tres consorcios para tres nuevos tramos de alta velocidad
Para hacer frente a la tres nuevas licitaciones de tramos del AVE, cuyo presupuesto conjunto de supraestructura asciende a 558 millones, se han configurado tres consorcios. El primero está formado por Siemens, Alcatel, Dimetronic e Indra. El segundo está integrado por Bombardier y Alstom, y se completa con Electren (ACS) y Nortel en el AVE a Valladolid y con Telvent (Abengoa) y Revenga Ingenieros para el enlace con Toledo. El último está compuesto por Ansaldo y Cobra, las mismas empresas que se encuentran en el ojo del huracán tras ser acusados por Fomento de incumplimiento de contrato y, por tanto, responsables del fracaso del AVE Madrid-Lleida.
Cada consorcio cuenta con un liderazgo claro: en el primero de Siemens, en el segundo de Bombardier y en el tercero de Ansaldo. La configuración de estos grupos empresariales es similar a la que adoptaron los contratistas de los sistemas de señalización y electrificación de la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla. En aquella ocasión, se forjó el llamado consorcio hispano-alemán, que entregó llave en mano todos los equipos, con un resultado en los plazos de ejecución y en el funcionamiento hasta la fecha altamente satisfactorio.
El cambio en el sistema de contratación se ha visto forzado por los problemas e incumplimientos en el calendario de apertura de la línea Madrid-Lleida.
Para intentar evitar que se repitan estos retrasos, el Ministerio de Fomento ha impuesto en las tres nuevas licitaciones unos plazos de ejecución de obra de seis meses. Según varios licitadores, este calendario es tres veces menor del que se fijó para las obras del Madrid-Lleida. Los seis meses de plazo comenzarán a contar desde el momento en que se encuentra finalizada la plataforma de la línea, pero los fabricantes de superestructura siempre se quejan de que las constructoras no entregan la vía a tiempo.