La historia vista a través del zapato
El calzado ha abandonado su función práctica por la social. Una exposición repasa su evolución, desde la sandalia egipcia hasta las plataformas
Pieles, hojas de palma y madera. Con estos materiales el hombre fabricó sus primeros zapatos hace 14.000 años. Nada que ver con el par creado por Stuart Weitzman, confeccionado con 464 diamantes y valorado en un millón de dólares, que lució la actriz mexicana Laura Elena Harring en la gala de los Oscar. Los zapatos lo dicen todo de la personalidad del que los lleva. Luis XIV, el Rey Sol, utilizaba tacones para disimular su corta estatura y Carlos VIII usaba calzado de punta muy cuadrada porque tenía seis dedos en uno de sus pies.
Algunos de estos ejemplares históricos se exponen desde el próximo miércoles y hasta el 12 de octubre en el Centro Cultural Casa de Vacas de Madrid (Parque del Buen Retiro) dentro de la muestra El zapato. Cincuenta años de historia a nuestros pies. La iniciativa, organizada por la Feria de Madrid, forma parte de la tercera convocatoria de Madrid vive la moda, un programa de actividades culturales vinculadas a las ferias de moda de las próximas semanas, entre ellas, la Pasarela Cibeles que tendrá lugar entre el 23 y el 26 de septiembre. La retrospectiva cuenta con 200 piezas seleccionadas de los fondos del Museo del Calzado de Elda (Alicante).
De ser un objeto necesario, para cubrir los pies, el calzado ha pasado a ser mucho más y a tener una función no sólo estética, también social. 'Se convierte en signo de distinción, una marca de estatus, esnobismo y moda', aprecia Pola Iglesias, directora de la semana internacional de la piel, Moda calzado, Iberpiel-Marroquinería, que se celebrará entre el 26 y el 28 de septiembre.
La evolución es casi tan antigua como la propia historia del zapato. El dime qué calzas y te diré quién eres cobró vigencia en la Roma imperial, donde los zapatos eran un fiel reflejo del estrato social al que pertenecía su dueño, cuanto más ostentosos, más poder ostentaba su propietario. También eran un amuleto para la buena suerte.
Revolución industrial
Es en la Edad Media cuando comienza a cobrar fuerza el gusto por lo estético. El zapato empieza a ser un elemento para ensalzar las virtudes o tapar los posibles defectos en los pies. Después, con la Revolución Francesa, se busca el zapato cómodo. Se desecha el tacón y reina el zapato plano, escarpines y sandalias de tiras enlazadas. Con el desarrollo industrial en el siglo XIX aparecen nuevos modelos ligados a las nuevas formas de fabricar calzado. Es una época decisiva para el zapato, se puede hablar ya de industria y a finales de siglo se da la producción en serie. Son años en los que encargar un par de zapatos a un artesano era un auténtico signo de distinción social.
El nuevo siglo cedería protagonismo al zapato femenino. De igual forma, la escasez de materiales en el periodo de guerras obliga a buscar nuevos materiales en sustitución del cuero. Con los años 50 llega el zapato de tacón de aguja.
Tras los zapatos altos, la moda ha reinventado los mocasines que utilizaban los indios, las sandalias de los persas, los botines del siglo XIX y, recientemente, las plataformas. 'La moda se ha homogeneizado, la globalización ha llevado a que en invierno todo el mundo tienda a utilizar botas o tacón fino este año', añade Pola Iglesias. Si en épocas pasadas la tendencia la marcaban los monarcas, hoy la moda la imponen los personajes famosos o los protagonistas de las series con más audiencia.
En la muestra se puede ver desde la sandalia de fibra vegetal de Egipto del año 2000 a. C. o el calzado de los vikingos del siglo VII hasta los modelos típicos de la Edad Media, como el calzado del peregrino característico de la Ruta de Santiago, del siglo XI; la polaina o el calzado del trovador, del siglo XII. De la etapa moderna, se exhibe el zapato de Cristóbal Colón, del siglo XV; el zueco rural típico de Francia y de los Países Bajos, del siglo XV; el chapín veneciano, del siglo XVI, o el zapato de las Cortes de España, Inglaterra y Francia, del siglo XVI. Entre las piezas que ilustran la época contemporánea, un modelo rococó del siglo XVIII, el femenino con pedrería del siglo XIX, uno de charol de comienzos del siglo XX y las plataformas y las alpargatas del presente.
En la exposición se pueden contemplar muestras del calzado de las diferentes comunidades autónomas y de distintas partes del mundo, por ejemplo, una sandalia de ceremonia de Bolivia (1825); calzado de hojas de palmera de Noruega (1930); babuchas bordadas en hilo de oro de Marruecos (1920) o la sandalia de madera de la Isla de Java (1880).