Malestar por las dudas de Duisenberg sobre Basilea II
La comunidad de banqueros centrales y la industria financiera reaccionaron ayer con estupor e indignación ante el pronóstico de Wim Duisenberg, presidente del BCE, sobre el posible retraso de un año en la aplicación de un nuevo acuerdo sobre solvencia bancaria (Basilea II) que mejore la estabilidad del sistema financiero internacional. Ni está decidido, afirman, ni sería una tragedia.
Sinceridad o intenciones ocultas? El presidente del Banco Central Europeo, siguiendo la tónica de lo que han sido sus cinco años de mandato, se despidió el miércoles del Parlamento Europeo con unas declaraciones que han confundido a banqueros, analistas y observadores. 'Hace falta más tiempo. Pero el proceso continúa y Basilea II será una realidad, aunque, quizá, en lugar de entrar en vigor a finales de 2006, lo haga a finales de 2007'.
La previsión de Wim Duisenberg, formulada a raíz de la pregunta de un Parlamentario Europeo, sacudió los cimientos del Banco Internacional de Pagos (BIS) en Basilea, donde se continúa trabajando para rematar la labor lo antes posible.
Aunque las fuentes consultadas reconocen que la conclusión de las nuevas normas, prevista para finales de este año, puede dilatarse unos meses, consideran que se trata de un retraso sin importancia y que, en todo caso, no es competencia del BCE.
Fuentes próximas al BIS describían ayer 'la sorpresa y malestar' que han causado las declaraciones del holandés, que deja el cargo el próximo 30 de octubre. El enfado, según estas fuentes, parece ser mayúsculo en el Comité de Supervisión Bancaria, encargado de la elaboración de las normas y que en estos momentos preside Jaime Caruana.
El propio gobernador del Banco de España había anunciado el lunes, en una entrevista concedida a la agencia Reuters, que el Comité podría decidir en octubre una prórroga en los trabajos, pues se quiere conceder prioridad a la calidad del resultado antes que al cumplimiento de un calendario determinado.
Pero el Comité lamenta ahora que Duisenberg haya presentado como un hecho consumado el retraso y, sobre todo, se preguntan 'qué hace el BCE hablando sobre áreas que no son de su competencia'. La intervención del BCE parece reflejar, sin embargo, algo más que un desliz dialéctico de su presidente, pues las críticas de Fráncfort al borrador del acuerdo de Basilea II coinciden con las expresadas por parte del sector financiero.
Crítica del IIF
El Instituto Internacional de Finanzas, que integra a tres centenares de entidades, ha criticado el carácter pro cíclico de las nuevas normas, pues pueden facilitar el crédito en tiempos de bonanza y restringirlo en periodos de recesión, una preocupación que también parece inquietar en el BCE.
La trifulca coincide además con los titubeos de EE UU sobre la ratificación del acuerdo. Washington ya ha anunciado que eximirá de su cumplimento a la mayor parte del sector bancario estadounidense por temor a imponer unas normas demasiado rígidas a las entidades de menor tamaño. La Federación Europea de Bancos Hipotecarios lamentaba ayer las nuevas dudas sobre el calendario, que ya ha sufrido dos retrasos consecutivos. 'No es una noticia que acojamos con agrado', señalaba ayer esta agrupación. 'Se ha invertido demasiado trabajo como para que ahora se ponga todo en duda'. La Unión Europea de pequeñas y medianas empresas, que durante años ha batallado para mejorar el tratamiento del riesgo asociado a los créditos de sus asociados, señalaba ayer que 'un retraso de un año no es nada grave, sobre todo, si permite mejorar el resultado'.
Todas las fuentes aseguran que el acuerdo sustituirá, tarde o temprano, al firmado en 1988. 'Es una decisión política que ya se ha tomado', sentencian. El sector europeo, añaden, ya ha comenzado a incorporar gran parte de las exigencias que impondrá Basilea II.