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Química

Bilore cierra sus puertas tras más de un siglo de actividad

La crisis de Bilore parece que vive sus últimos días. La caída del único fabricante de detergentes de capital nacional se precipitó el año pasado, con la presentación en noviembre de la suspensión de pagos, con un pasivo de 28,8 millones. Los trabajadores de Bilore analizaron ayer, en una asamblea realizada en Zaldibia, la propuesta de rescisión de contratos, y reclamaron a la dirección más información antes de tomar una decisión. La compañía está prácticamente estancada. Las fábricas no han trabajado con normalidad durante este año, salvo para responder a pedidos concretos, y ahora están paralizadas.

La nueva dirección, capitaneada por Javier Arbiza desde justo después de la suspensión de pagos, no ha podido encontrar un grupo industrial que entrara como socio ni ha conseguido alcanzar un acuerdo con los acreedores, a los que propuso quitas del 60%, con el pago del 40% restante en 10 años, con tres de carencia. Para los deudores institucionales la quita planteada fue del 40%, para cubrir el resto en ocho años con tres de carencia.

La ampliación de capital de nueve millones, lanzada en mayo pasado para sanear el balance y dar entrada a nuevos socios, no fue cubierta. El Gobierno vasco, que desde 1995 controla el 17% a través del fondo de capital riesgo Ezten, no acudió tampoco a la inyección de fondos al comprobar que no aparecían los inversores. A nivel laboral el panorama se complicó con el despido de más de 50 trabajadores en septiembre de 2002, que desde entonces y hasta hoy se concentran a las puertas del centro de Zaldibia en protesta por su situación. Arbiza presentó en febrero de este año otro recorte de empleo, que afectaba a otro medio centenar de personas.

Enfrentamientos

Bilore ha vivido además continuos enfrentamientos entre los gestores y los accionistas por la negativa evolución de la compañía. El anterior equipo de dirección, liderado por el ex presidente José Antonio Marín y el ex director general Manuel Luque, ha presentado en los juzgados demandas contra miembros del consejo de administración, donde cuentan con representantes las familias de los fundadores de la empresa, los grupos Arana y Larrañaga. A nivel financiero, Bilore ha visto cómo algunas entidades le retiraban el crédito (BBVA, Zaragozano) y otras le recortaban las líneas de aseguramiento que le permitían contratar con sus proveedores (caso de las aseguradoras Crédito y Caución, Cesce, Mapfre, Gerhling y Coface). En este caso, Bilore se veía obligado a pagar al contado a sus suministradores, que antes le facturaban a 90 días.

En cuanto al mercado, donde Bilore había conseguido hacerse un nicho como fabricante de detergentes con marca blanca para las corporaciones de la distribución, la competencia se ha aprovechado de sus debilidades, como el productor Persan.

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