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Universidad

La universidad, a un clic de ratón

Internet ha ido instalándose, no sin ciertas dificultades, en la práctica totalidad de los ámbitos económicos y laborales de nuestra sociedad, pero inexplicablemente no acababa de asentarse como herramienta de uso para los trámites administrativos de los primeros lugares donde se recibió a la Red de redes con los brazos abiertos: las universidades. El curso 2003-2004 ha supuesto la superación, con aprobado, de esa asignatura pendiente.

Puede resultar increíble que en el lugar donde se instalaron los primeros servidores web en España (las universidades de Castellón y de Oviedo, concretamente) haya habido que esperar tanto a que un trámite tan simple como la matriculación de un alumno se realizara por vía telemática, pero al fin las aguas han discurrido por el cauce que les correspondía. La práctica totalidad de las universidades españolas, tanto públicas como privadas, han iniciado este curso, cuando no ya el anterior, un proceso que finalizará próximamente con medidas como la ya impuesta en la Universidad de Sevilla: la formalización obligatoria a través de Internet de la matricula, salvo para los alumnos que inician los primeros cursos o trasladan sus expedientes (www.esi.us.es/php/servicio/tablonsecr/automatricula. php). El sistema empleado por la mayoría de las universidades para realizar lo que muchas han convenido en denominar Automatrícula pasa por disponer de una clave personal de acceso a Internet que recibe denominaciones variadas desde la tradicional password (contraseña) a la telefónica pin (número de identificación personal). Casi todas han ofrecido plazos entre mayo y julio para que los alumnos consiguieran esa clave bien presentando el carnet de estudiante en sus oficinas de facultad o universidad o bien preinscribiéndose telemáticamente o por fórmulas tradicionales.

Pero los plazos y periodizaciones de la matriculación han mantenido en casi todos los casos el calvario de siempre, sin que Internet haya traído pareja la simplificación de trámites periódicos que obligan a estar pendientes durante varios días de la matriculación en muchos casos. En este sentido, se echa en falta la normalización del proceso a nivel estatal, para lo que tampoco son necesarias grandes variaciones administrativas ni complejas adaptaciones informáticas. Tan sólo extender el sentido común al intercambio activo de datos, que evite requisitos como la presentación de original y fotocopia compulsada de la tarjeta de selectividad cuando es al menos presumible que habrá alguna base de datos universitaria donde contrastar si Pepe Pérez o Palomino Vergara han superado esa prueba de acceso a los estudios superiores.

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Pero al papel todavía le queda vida, como evidencian las normas de matrícula de la Universidad Europea de Madrid (www.uem.es/matricula_2003_04), que promueve la Automatrícula con dos meses gratuitos de cuotas deportivas y recuerda la facilidad de matricularse sin colas, turnos u horarios y reservar optativas y asignaturas de libre elección, aunque sólo durante 15 quince días, tiempo establecido para que la secretaría reciba toda la documentación del sobre de matrícula firmada. O como evidencia la Universidad del País Vasco, que por este año sólo permite usar la Autopreinscripción a través de su secretaría virtual a los alumnos que deseen realizar más de una titulación (siempre y cuando se hayan preinscrito en la otra por el sistema tradicional).

Necesidades técnicas

En lo que sí han sido las universidades mayoritariamente cuidadosas es en explicar los pasos acerca de esta nueva fórmula de matriculación en sus guías de la universidad para el curso académico 2003/2004, y en muchos casos han dispuesto salas de ordenadores durante algunos días para este uso específico, con la finalidad de facilitar la tarea a quienes no disponen de equipos informáticos.

Un ordenador conectado a Internet, una impresora y un navegador Netscape 4.5 o superior, o Internet Explorer 5.0 o superior (aunque en algunos casos es posible emplear los navegadores de la versión 4), eran el equipamiento necesario. Aunque también hay universidades que han utilizado el teléfono móvil como recurso para comunicar a los estudiantes que lo hayan facilitado en la fase de preinscripción datos sobre su matrícula o fecha en que pueden formalizar la misma. En este sentido, la Universidad Pública de Navarra ha sabido aprovecharse del mismo sistema que tanto éxito trajo en las pasadas elecciones municipales para los más despistados.

Las posibilidades técnicas bien aprovechadas han permitido también que algunas universidades impidieran el acceso a la web destinada a matricular por la Red fuera de los plazos previstos para ello, como ha hecho hasta el día 4 y hará a partir del 12 la Universidad de Valladolid (http://ais.uva.es).

Y el resto ha sido más o menos común en todas las opciones. Para el acceso al programa de Automatrícula se debe introducir el DNI y la clave enviada a los domicilios de los estudiantes, para a continuación cumplimentar las pantallas que sucesivamente se iban mostrando. Una vez cumplimentados todos los datos la matrícula definitiva se muestra ante nuestros ojos, pero un aviso nos advertirá de que no debemos finalizar el proceso hasta no imprimir dos resguardos, uno de los cuales habrá de introducirse en el sobre de matrícula y el otro guardarse como documento que acredita la realización de la matrícula.

En el futuro probablemente será innecesaria impresión alguna, toda vez que resulta enormemente fácil emplear el protocolo seguro (https) para garantizar que la conexión se ha realizado y que los datos se han transferido en la misma. Un servidor web seguro permite intercambiar información (como la clave de alumno o el DNI) de forma encriptada, de modo que no pueda ser vista por otras personas en Internet, siendo el mismo método usado por los servicios de banca o de compra por Internet.

Para poder usar estas webs seguros es necesario hacer que nuestro navegador confíe en la Autoridad de Certificación (CA) emitida para este fin por el servicio de informática de la universidad que corresponda. El procedimiento es muy sencillo y es el mayoritario en las experiencias que este año han puesto en marcha las universidades españolas, aunque aún deberán mejorar si quieren resultar verdaderamente útiles y eficaces para todas las partes inmersas en el proceso.

Por ahora, todavía hay que introducir en el sobre de matrícula, además de la copia impresa de nuestra pantalla final; la fotocopia del DNI; una foto carnet -con nombre, apellidos, y DNI en el reverso-; la fotocopia de la tarjeta de pruebas de acceso a la universidad o de selectividad, o del resguardo o título de FP, e incluso compulsada; amen de datos estadísticos que a veces se amplían a conocimientos lingüísticos, como ocurre en el caso de la Universidad del País Vasco. Demasiados datos impresos que podrían ser digitales sin esfuerzo ni complicación alguna y enviarse adjuntos con cualquier correo electrónico o cualquier formulario cumplimentado en línea. Pero ésa será seguramente la siguiente fase e implicará una renovación tan evidente como imprescindible para modernizar mínimamente servicios públicos que han propuesto colocarse a la altura que los tiempos demandan.

El profesor envía las notas al móvil

Olvidarse de visitar el tablón de anuncios durante todo el mes de julio para ver cuándo salen las notas. Esto es lo que han conseguido los alumnos del centro Florida Universitària en Valencia que se han dado de alta en el servicio de entrega de notas por SMS (mensajes de texto cortos) al teléfono móvil.Varias universidades de España han puesto en marcha este servicio, entre otras la Universitat Oberta de Catalunya, que permite que el alumno reciba en su terminal la nota del examen 'antes incluso de que se cuelguen las notas en el tablón', según explica José Ángel Traver, responsable del sistema en Florida Universitària.El curso pasado, 938 de los 1.455 matriculados, el 64% de los alumnos de este centro privado, con licenciaturas vinculadas al mundo de la empresa, se apuntaron a este servicio. Se enviaron un total de 8.711 mensajes, sumando las distintas convocatorias.El funcionamiento del sistema, según explica Traver, es el siguiente. Cuando el profesor termina de pasar las calificaciones a su ordenador envía este listado a cuatro sitios distintos: a la secretaría de la universidad, a los responsables de la web para las que cuelguen en Internet, a los responsables de la red de cajeros de Caixa Catalunya (las notas también se pueden consultar en estos terminales, ya que el carnet de estudiante es una tarjeta bancaria) y a una empresa de Barcelona de gestión de SMS.'Inicialmente intentamos hacerlo nosotros, pero al final optamos por contactar con Infoavisos, con quienes firmamos un contrato, que incluye cláusulas de seguridad y confidencialidad, para que gestionen ellos el envío de los mensajes', explica Traver, que coordinó también todos los trabajos de desarrollo del sistema que permite realizar estos envíos.'Lo realmente importante de este sistema es ir con el cuidado necesario para validar al usuario, algo en lo que hemos puesto un empeño especial'.El alumno recibe el mensaje en el móvil en unos dos minutos desde que el profesor envía las notas. Esto permite que se vaya con tranquilidad de vacaciones, sin estar pendiente de si salen las notas, porque en el momento en que se hagan públicas le llegaran al móvil. Florida Universitària ultima la puesta en marcha del campus digital. - Joaquín Clemente

Luces y sombras de la enseñanza reglada a distancia

Los estudios a distancia, con el apoyo de Internet, ya tienen una cierta historia en nuestro país y notables ejemplos innovadores. La Universitat Oberta de Catalunya, la UOC, que se autodenomina la Universidad Virtual, tiene un campus virtual más aplaudido que criticado, pero aún aconseja como fórmula de matriculación el uso de un teléfono, el 902 372 373, cuando alguien sondea en su web la forma de inscribirse para unos estudios reglados en los dos plazos de matricula que tiene abiertos cada año (www.uoc.edu).Un caso tanto o más llamativo que el de la UOC es el del Campus Virtual de la UNED (https://apliweb.uned.es/sec-virtual/estado-matricula/index.asp), que requiere de preinscripción para su uso a la hora de matricularse, siguiendo la línea que impera en muchas universidades presenciales. Pero el más espectacular de los proyectos probablemente tenga que ver no con las universidades que se caracterizan por realizar su oferta con cursos a distancia, sino en algunas de las consideradas tradicionales. El grupo G-9 de universidades tiene un Campus Virtual compartido cuya dirección aún recuerda que no hace mucho se llamaba g-7 (www.uni-g7.net/es/lista_asig03_04.htm). En él se ofrecen para este año un buen número de asignaturas que pueden cursarse desde cualquiera de las universidades participantes, siendo aceptadas por todas ellas. Todas estas asignaturas del Campus Virtual Compartido son del segundo cuatrimestre, por lo que la impartición de las mismas comenzará a finales del mes de febrero de 2004 y los exámenes tendrán lugar, para cada asignatura, el mismo día y a la misma hora en los campus de las universidades del grupo.Finalmente, hay una experiencia de interés considerable y un tanto olvidada, puesta hace un tiempo en marcha por el Ministerio de Educación y Ciencia: las Aulas Mentor (www.mentor.mec.es). En ellas se pueden cursar a distancia un buen número de materias que van desde la informática al diseño, pasando por otros conocimientos de interés para la empresa y el profesional. Pero como paradoja inevitable, la matrícula no puede realizarse en línea y hay que acudir a cualquiera de los Centros de Adultos repartidos por España, que, casualmente, permanecen cerrados los meses de julio y agosto, cuando muchos pueden aprovechar en sus vacaciones para ponerse al día. Acudir a un centro, guardar cola en una oficina bancaria para hacer un ingreso, retornar al centro y formalizar la inscripción son los pasos propios de un pasado que debería estar olvidado y que evidencian que la burocracia aún no se ha informatizado ni la décima parte de lo que sería prudente.

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