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Arte

Telefónica saca a la luz la abstracción de Luis Fernández

La Fundación Telefónica busca el reconocimiento del artista asturiano en una exposición antológica, en la que también mostrará las últimas adquisiciones de su colección

La Fundación Telefónica inaugura el calendario de exposiciones del nuevo curso con una aproximación a los fondos de su colección de arte. Concretamente, a la obra uno de los artistas mejor representados en ella, Luis Fernández (Oviedo, 1900, París, 1973), maestro de la abstracción, quien, a pesar de contar con el reconocimiento de estudiosos y conocedores, resulta un desconocido para una gran mayoría.

El interés de la fundación por el artista asturiano comenzó a raíz de la exposición presentada en 1984 en Madrid por la Fundación Banco Exterior de España. Se trataba de un buen exponente para una colección iniciada un año antes con claro criterio de rescate, es decir, devolver a la sociedad algunos testimonios del genio creativo de españoles insignes que se vieron forzados a abandonar su país para crear en libertad. 'La sociedad tiene aún pendiente la deuda de su reconocimiento', dice de Luis Fernández el catálogo de la colección de arte de la compañía. Hoy es difícil encontrar una representación de su obra tan nutrida como la de la Fundación Telefónica.

Luis Fernández se trasladó a París en 1924. Fue un caso de vocación temprana -su profesor de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona le considera un niño prodigio con tan sólo 12 años- sin apoyo en el entorno familiar. Huérfano de padre y madre desde los ocho años, se trasladó a vivir a Madrid con su abuelo y, a la muerte de éste, a Barcelona con un tío materno, poco dispuesto a sufragar sus sueños artísticos, con lo que no le quedó otra opción que aprender diferentes oficios para poder mantener sus estudios de Bellas Artes. Con la independencia económica, llegó la gran decisión de su vida, la marcha a París, ciudad en la que comenzó a vincularse con las nuevas tendencias que dominaban el panorama pictórico, la abstracción geométrica y el surrealismo.

La obra de Luis Fernández está presente en museos y colecciones de España, Francia y EE UU

En la capital francesa conoció a Picasso, convirtiéndose en uno de sus mejores y más asiduos amigos. Colaboraron por primera vez en 1936, en la realización de un gran telón para la representación del 14 Juillet de Romain Roland y cuatro años más tarde realizarían al alimón un dibujo con influencias del Guernica. El periodo picassiano de Fernández se inicia con Cabeza de toro y L'inmense bouche, de la colección de arte de Telefónica. A mitad de los años cuarenta, Luis Fernández se aleja definitivamente de la influencia del artista malagueño para entrar definitivamente en una etapa más personal.

Para la muestra que se inaugura el próximo miércoles se han seleccionado diez obras realizadas desde 1934 -etapa en la que tras haberse adherido al movimiento purista de Ozenfant y Jeannerette (Le Corbusier), expone junto con los miembros del Grupo Abstraction-Creation y colabora en la revista Texte- hasta 1972, año en que el Centro Nacional de Arte Contemporáneo (CNAC) de París expone 89 pinturas y dibujos suyos. Falleció al año siguiente en la Ciudad Luz sin haber sido reconocido en su propio país (la primera vez que se habla de su obra en España es en 1956 con motivo de su segunda exposición individual, organizada en la Galería Cahiers d'Art). Con ocasión del centenario de su nacimiento, la Fundación Telefónica organizó hace tres años una gran retrospectiva del pintor integrada por 90 cuadros pertenecientes a sus fondos y a importantes colecciones públicas y privadas.

Aunque todo en su pintura es destacable, sorprende la diversidad de sus lenguajes pictóricos que le permiten realizar tanto limpísimos dibujos sobre lienzo (La main de Michel Ange), óleos de corte surrealista expresionista (L'inmense bouche), cráneos y palmatorias que entroncan con la tradición tenebrista española del más difundido Zurbarán (Chandelier), como pequeños paisajes sólo separados de la abstracción por su título (Mer Paysage).

Además de la Fundación Telefónica, poseen obra de Luis Fernández la Generalitat de Catalunya, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Patio Herreriano de Valladolid (fondos de la Colección Arte Contemporáneo), el Senado, el Museo Reina Sofía, la Colección Masaveu de Oviedo, el Museo de Bellas Artes de Asturias y el IVAM de Valencia.

Fuera de España, su obra está ampliamente representada en Francia -Georges Pompidou, Museo Picasso y Museo de Arte Moderno de la Villa de París- y EE UU, donde se puede admirar su trabajo en la Colección Menil de Houston y el Museo de Bellas Artes de la ciudad tejana.

Magritte, Delvaux y Matta enriquecen la colección

Junto a la obra de Luis Fernández, la Fundación Telefónica mostrará al público las últimas adquisiciones realizadas para su colección: La Belle Société, de René Magritte; L'Appel, de Paul Delvaux, y Morphologie Psychologique, de Roberto Matta.Magritte (Lessines, Hainaut, 1898-Bruselas, 1967) está considerado una de las figuras más importantes del surrealismo. Sus cuadros exponen visiones que confunden al espectador, mezclando realidad e ilusión en un juego de imaginación desbordante. Desarrolla una nueva figuración que le convierte en el maestro de un arte en el que la apariencia rigurosamente objetiva provoca la mayor de las inquietudes o sorpresas.Delvaux (Antheit, Lieja, 1897-Veurnes, 1994) pasó de pintar casi exclusivamente paisajes a practicar una especie de realismo impresionista. Su técnica, casi académica, contrasta con su afición por los temas misteriosos y por la plasmación de un mundo onírico y personal en el que la mujer se configura como un ser arcano.Matta (Santiago de Chile, 1911-Civitavecchia, 2002) estudió arquitectura y empezó trabajando con Le Corbusier en París. En los cuarenta define su vocación. Expone junto a artistas como Picasso, Matisse y Leger. En los cincuenta era ya un artista consagrado, exponiendo en los principales centros artísticos del mundo.

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