Más riesgos fuera que dentro de la Bolsa
Índices en máximos anuales y buenas perspectivas para mercados como el europeo en la segunda parte del año. Alfonso Gil repasa la reciente evolución de las cotizaciones y las expectativas de recuperación Ana Palacio comparece a petición propia en el Congreso para dar detalles sobre el atentado en el edificio de la ONU en Bagdad. El viernes se celebra el primer Consejo de Ministros del curso
Finaliza una semana en la que los principales índices bursátiles han registrado nuevos máximos anuales. Aunque las fechas actuales no sean las mejores para emprender grandes gestas ni extraer conclusiones irrefutables, creemos que las Bolsas no han agotado los movimientos al alza. Tal vez veremos algún respiro, pero en general pensamos que mercados como el europeo finalizarán el año por encima de los niveles actuales. Entendemos que todavía no es momento de deshacer posiciones en renta variable y que se corren más riesgos fuera de la Bolsa que en ella.
La evolución de las cotizaciones se justifica en la buena marcha de los resultados empresariales durante el segundo trimestre y en la percepción generalizada de que el crecimiento económico global registrará una sensible mejora a lo largo de la segunda parte del año. Las cifras empresariales del segundo trimestre han sorprendido gratamente a los analistas y les ha llevado, en general, a revisar al alza sus estimaciones para todo el año. No obstante, podemos realizar dos matizaciones: primero, en EE UU las entidades financieras han ofrecido unas brillantes cifras, apoyadas en una coyuntura muy favorable de los mercados de deuda. Por otro lado, las reducciones de costes han sido una variable fundamental para las empresas, un hecho que mejora sus estructuras óptimas, pero que no es algo sostenible de forma indefinida. Para encontrarnos más cómodos, tendremos que esperar a una recuperación que implique incremento de los ingresos.
La confianza en una mejora del crecimiento en el segundo semestre del año está permitiendo que los inversores regresen paulatinamente a los mercados de renta variable. Una política monetaria que ha relajado al máximo las condiciones financieras, la progresiva desaparición de riesgos e incertidumbres geopolíticas y la aplicación de medidas fiscales expansivas en EE UU han terminado por dibujar un panorama muy favorable para los mercados. Por si esto fuera poco, en la vieja y criticada Europa por los norteamericanos más liberales, los Gobiernos están desarrollando políticas de estímulo para el crecimiento. Al margen de importantes planes de inversión en infraestructuras, se han anunciado recortes fiscales en países como Alemania, Portugal o República Checa, y se ha reformado el sistema de pensiones en Francia y Austria, así como los mercados laborales de Alemania y Bélgica.
Pero no todo va a ser inmaculado. Algunas cuestiones que nos hacen dudar de la sostenibilidad y la calidad del crecimiento que se está fraguando. En EE UU, al margen del fuerte déficit por cuenta corriente, llama negativamente la atención que la actual recuperación no está provocando una creación de empleo. Por otro lado, sigue preocupando la excesiva confianza en dicha economía como único motor del crecimiento global. Por último, los precios del petróleo han regresado a niveles preocupantes. Se puede decir que por cada modificación de cinco dólares en el precio medio del crudo durante un año, podemos ver un impacto de medio punto porcentual en el crecimiento global del año posterior.
A pesar de estas cuestiones, el mercado bursátil continúa dando por buena la esperada recuperación económica. Tal vez el regreso de las vacaciones sea un buen momento para revisar las posiciones a medio y largo plazo de nuestros ahorros en los mercados financieros, sobre todo teniendo en cuenta que el panorama económico parece despejarse.