Copiloto electrónico, un seguro contra el sueño
La somnolencia es causa de tantos accidentes mortales de tráfico como el propio alcohol (está presente en el 25%), pero parece combatible. En España le plantan cara, a través del proyecto TCD o Copiloto Electrónico, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), la consultora Consultrans y Alsa Enatcar.
Uno de sus autobuses lleva meses dando vueltas al circuito del INTA, en Torrejón (Madrid). Ha recorrido 35.000 kilómetros mientras un ordenador registraba su comportamiento a través de sensores instalados en el volante, acelerador, en el motor o en la columna de dirección.
Los resultados se cotejan con los de la actividad cerebral del conductor, recogidos mediante un Holter EEG (dispositivo utilizado para grabar un electroencefalograma), y servirán para programar el TCD. En realidad se trata de que un sistema informático conozca el comportamiento del vehículo, en función del grado de frescura o fatiga de quien lo guía, y sea capaz de avisar en caso de emergencia. El desarrollo, con un presupuesto de un millón de euros, concluirá en febrero con la presentación del prototipo.
En las pruebas han participado 35 empleados de Alsa, a quienes se mantenía al volante hasta que eran vencidos por el sueño. Han servido como conejillos de indias en un trabajo agotador, pero, gracias a ellos, habrá posibilidades de señalar, con unos minutos de antelación, cuándo se deja de estar en condiciones para seguir la ruta.
'En 2001 expresé la necesidad de crear un sistema que detecte que el conductor se está despistando', recuerda Ricardo Chicharro, director del programa TCD. Desde entonces, ha empleado su tiempo en confeccionar un equipo y en la búsqueda de colaboradores, como la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid, la compañía Oxford Instruments y el departamento de neurofisiología clínica del hospital Ramón y Cajal. Juntos acaban de concluir la fase nocturna, pero resta analizar la información para 'afinar el software', indica Chicharro. 'El problema es que tratamos con personas y no todos somos iguales. El instrumento debe aprender e interpretar la experiencia con cada usuario', añade.
La producción en serie del TCD dependerá de la demanda. El dispositivo tendrá el tamaño de una cajetilla de tabaco y su precio está por definir. 'Lo lógico es que sea adoptado por unos fabricantes que se han centrado más en la persona que en el coche, y eso resultaba muy caro', explica José Ignacio Cases, gerente de Consultrans.
Los conductores de Alsa están esperanzados. Una voz de alarma -vibraciones en el volante o señales luminosas- unos minutos antes de la cabezada salvará vidas en un futuro próximo.