El cortocircuito francés en Alstom

La crisis en Alstom, el grupo de ingeniería francés, es mucho más que una de las grandes debacles corporativas que ha habido nunca en el país. Esta crisis empresarial toca el corazón del estilo francés de entender el capitalismo, que es una lucha para reconciliar las leyes del mercado con los dictados del orgullo nacional (...).

Muchos Gobiernos tratan de ayudar a sus campeones nacionales de la empresa cuando éstos tienen problemas, pero el asunto de Alstom ejemplifica más bien un sistémico para trazar las líneas divisorias claras entre el Estado y el mercado.

Aunque el Gobierno francés está comprometido por razones fiscales en un programa ambicioso de privatizaciones, se resiste a salir completamente del sector energético.

Sin embargo, su asidero resulta inseguro. Mientras está urgiendo a las compañías grandes de su país para que compitan internacionalmente, a menudo les ata las manos (...).

La crisis del grupo Alstom es una lección dramática sobre el peligro de los fallos de Francia para separar con claridad la responsabilidad para la creación de riqueza, por un lado, y los asuntos propiamente de Estado, por otro. Ahora, ayudar al grupo Alstom perpetuaría esa confusión.

El comisario europeo de Competencia, Mario Monti, ya ha señalado que va a mostrarse firme acerca de la puesta en marcha de un rescate financiero del grupo de ingeniería por parte del Gobierno francés. Haciendo eso, Mario Monti no solamente vigilará una seria distorsión de las reglas del mercado único europeo, sino que también salvará a Francia de cometer un error costoso.