_
_
_
_
Lealtad, 1

Zancadilla a la expansión fiscal de Bush

La otra bandera de Bush, además de ese estandarte comodín llamado terrorismo, que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, es el recorte de impuestos. Se supone que dejará dinero en los bolsillos de los estadounidenses y, como va acompañado del incremento exponencial del gasto público, generará empleo. Súmese a eso el plus de sensación de seguridad obtenido gracias a la invasión de Irak -lo importante no es la realidad, sino la percepción de ésta- y, según los cálculos republicanos, la dinastía Bush puede durar hasta 2008. Tiene un plan.

La política presupuestaria de EE UU es más expansiva que nunca y presumiblemente acerque el déficit al medio billón de dólares el año que viene. Dejando de lado la paradoja de que los monetaristas de Chicago se vean obligados, por imperativos del guión, a defender desequilibrios fiscales que asustarían al más irresponsable de los intervencionistas, el plan de Bush ha conseguido hacer crecer la economía un 2,4% de marzo a junio.

Pero el estímulo proporcionado por el Gobierno federal tiene una contrapartida en las deterioradas economías de los Estados. California, que por su cuenta sería la sexta economía del mundo, atraviesa serios problemas financieros, al igual que otros Estados. La receta para salir de la crisis es cobrar más impuestos y gastar menos. Así, en el segundo trimestre, mientras el gasto federal subió el 7,5%, el estatal bajó el 1,5%.

Con el déficit actual, el Gobierno no tiene margen para seguir estimulando la economía. Pero los Estados tienen mucho de dónde recortar y, por ello, es prácticamente imposible que la situación se repita. Habrá que confiar en que las cifras positivas sobre inversión empresarial -especialmente en tecnología- del segundo trimestre se confirmen en la segunda mitad del año. O aguardar a una recuperación del empleo.

Archivado En

_
_