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Lealtad, 1

Signos de agotamiento en el mercado

La subida bursátil parece haber encallado precisamente en el momento en que los mercado debían apuntar hacia un lado u otro. Las últimas caídas de las Bolsas no responden a recogidas de beneficios de corto plazo, pues el comportamiento en las últimas semanas ha sido plano. Es la inercia bajista que todavía le queda al mercado actual. Una tendencia natural a vender cuando no hay razones para comprar. En este contexto el miedo a sufrir los efectos de las bajadas es más poderoso que el miedo a perderse una nueva subida.

El temor es lo que mueve los mercados. Si los fondos de inversión compraban acciones de empresas de Internet cuando éstas alcanzaron los estratosféricos precios de principios de 2000, no fue porque pensasen que Terra, por ejemplo, valía 100 euros, sino porque tenían pánico a perderse la subida hasta 150. Este pánico comprador fue, de todos modos, sustituido rápidamente por el pánico de toda la vida, el bajista.

Ahora los mercados viven sin miedo. O mejor dicho, viven una coyuntura en la que no se puede definir con claridad qué temor es el que más pesa en la mente de los bolsistas, dado que los escenarios que se plantean son antagónicos. Por un lado, se teme que los resultados no sean, como ha sido el caso hasta el momento, capaces de tirar de los mercados, y que las Bolsas entren durante los meses veraniegos en una dinámica bajista.

Por otra parte, la remontada desde marzo es la más solida en tres años, y pocos gestores de fondos quieren arriesgarse a bajarse del tren precisamente cuando arranca y después de tantos meses soportando quebrantos.

Donde sí hace mella el miedo es en el mercado de bonos, donde se impone mayoritariamente la tesis de que es más arriesgado permanecer en el mercado que vender ahora, pues la recuperación puede borrar las ganancias acumuladas en la subida de los últimos meses.

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