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Cataluña

Maragall critica el 'clientelismo' de Pujol ante empresarios catalanes

El candidato del PSC a la Generalitat, Pasqual Maragall, criticó el 'clientelismo' del Ejecutivo autónomo con los empresarios catalanes. El presidente Pujol le replicó que el Gobierno debe ayudar en momentos de crisis.

Pasqual Maragall presentó con seriedad y sin los errores de hace cuatro años su candidatura a la presidencia de la Generalitat ante la clase empresarial catalana. La noche del martes, el candidato socialista logró reunir a más de 500 comensales (unos 400 empresarios) en el gran salón del hotel Juan Carlos I. Faltaban algunos importantes, pero la representación de la clase empresarial era mucho más nutrida y notable que en la edición anterior.

Cada uno de los empresarios abonó 600 euros por cubierto, 1.000 en caso de ir en pareja. En el precio se incluía la cena (ensalada con marisco, carne con foie, un postre de chocolate y vinos y cava del grupo Freixenet) y la contribución del empresario a la campaña de Maragall a la presidencia de la Generalitat. El PSC recaudó 240.000 euros (40 millones de pesetas) en un acto que el propio candidato se encargó de definir como parte de la tradición de la 'democracia liberal'.

La transparencia en las relaciones entre empresarios y políticos centró parte del discurso. Maragall aseguró que el Gobierno que él quiere liderar mantendrá una relación con los empresarios 'más transparente y menos onerosa'. Aseguró que su ejecutivo atenderá todos los compromisos establecidos, pero 'no las amenazas de quienes dicen: cuando ganéis, quebraremos y no os atreveréis a no ayudarnos; ya lo creo que nos atreveremos'.

Esta frase provocó ayer la reacción del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que aseguró que 'es trabajo de un Gobierno ayudar en determinados momentos, pero eso no es clientelismo'. Según señaló, 'el mundo empresarial no es muy agradecido: busca lo que necesita, pide, lo consigue y después ya no se acuerda más'. En su opinión, 'el agradecimiento que tenemos es lograr que un sector o una comarca no se desmorone. Lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo'.

Antes de la intervención de Maragall, un motivado Josep Lluis Bonet, presidente de Freixenet, se encargó de recordar que a los empresarios les gustan los cambios sin rupturas. A eso respondió el candidato socialista en la primera parte de su discurso y de inmediato utilizó todas sus dotes de seducción para convencer a un empresariado que, aunque en muchos casos es inmovilista, gusta de que le regalen el oído con frases como las que emitió Maragall: 'Cataluña debe recuperar el liderazgo en España', 'Barcelona debe ser el eje del arco mediterráneo' o 'Cataluña es el país de los emprendedores'. Al final, Maragall puso la guinda. Aseguró que defiende una reforma del estatuto catalán cuyo objetivo no son más competencias, sino gestionar más recursos, recuperar parte de la inversión estatal en Cataluña para vertebrar el territorio en función de los intereses catalanes y no de Madrid. Y, aseguró, 'Zapatero nos apoya'. Traducido en cifras, 'invertiremos 54.000 millones de euros en 20 años'.

El empresariado acabó convencido del mensaje y del verbo de Maragall, pero no salió seguro de su victoria en noviembre. Las encuestas del último domingo, que sitúan a CiU a dos puntos, han sembrado la duda. En cuanto a los asistentes, lo más destacado, la amplia representación de La Caixa. La ausencia del presidente Ricardo Fornesa fue cubierta por los directores generales Isidre Faine y Antoni Brufau, Juan Antonio Samaranch, el vicepresidente Jordi Mercader.

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