Brasil, un valor a medio plazo
La debilidad de Brasil durante el año 2002 estuvo principalmente provocada por dos factores: la aversión mundial al riesgo y la incertidumbre sobre las elecciones presidenciales que tuvieron lugar en ese país en octubre.
Las dudas de los inversores sobre si un Gobierno de izquierdas sin experiencia continuaría con las políticas económicas vigentes en ese momento provocaron la salida de capitales y la debilitación del tipo de cambio.
Este hecho tuvo dos consecuencias: una subida de la inflación, debido a la extensión de la debilidad del tipo de cambio, y un acusado deterioro de la relación deuda/PIB, como consecuencia de la deuda en moneda extranjera de Brasil. Esto último, agravado por el elevado nivel de los tipos de interés, suscitó preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda.
¿Qué ha cambiado? Esencialmente, se produjo una inversión en los dos factores que preocupaban en 2002.
En primer lugar, remitió la aversión al riesgo. Al mismo tiempo, en el ámbito interno, el presidente Lula da Silva se ha rodeado de personalidades de cierto prestigio, por ejemplo para el cargo de ministro de Finanzas y en el Banco Central, y se mostró favorable a acelerar el proceso de reformas.
La puesta en práctica de las políticas también ha sido sólida; por ejemplo, el superávit fiscal primario en lo que va de año equivale al 5.7% del PIB, un porcentaje superior a las expectativas existentes. El actual déficit por cuenta corriente (y la necesidad de financiación externa de Brasil) también se ha reducido acusadamente al responder las exportaciones a un tipo de cambio muy competitivo. La combinación de estos factores, favorecida, sobre todo, por la búsqueda de rendimiento en todo el mundo de los inversores en renta fija, dio lugar a la entrada de capitales en Brasil, al fortalecimiento del tipo de cambio y a una caída de la relación deuda/PIB.
A corto plazo, la inflación sigue siendo un problema añadido a la debilidad causada por los altos niveles de deuda afectada por los cambios en los tipos de interés. La inflación sigue siendo alta, debido a la debilidad de la divisa del año pasado y, por lo tanto, el Banco Central ha mantenido los tipos de interés locales a un nivel que está afectando negativamente a la economía interna. Creemos que la inflación empezará a bajar en breve, permitiendo que se recorten los tipos de interés durante el segundo semestre del año y que el crecimiento empiece a recuperarse a final de año.
Las reformas son el segundo de los principales retos. La reforma fiscal y de la seguridad social ha empezado a debatirse en el Congreso, pero será crucial seguir sus avances durante los próximos meses. También en este caso somos optimistas sobre la posibilidad de que se aprueben esas reformas, aunque su forma final y la fecha en que se realicen pueden variar.
El mercado de renta variable ha obtenido buenos resultados gracias a las mejoras de los fundamentos ya mencionados y a atractivas valoraciones. Sigue ofreciendo un buen valor a medio plazo, dado que prevemos un descenso de los tipos y avances en la agenda de reformas.