Cómo realizar una cobertura de riesgos
El uso de derivados como instrumentos de cobertura implica la identificación de los riesgos que se quieren cubrir y la valoración de los costes
Durante numerosas semanas hemos detallado el uso de los derivados financieros como instrumentos de cobertura y especulación. Un reto para toda persona, sea el directivo de una empresa o sea un inversor particular, que utiliza derivados financieros es identificar qué riesgos está dispuesto a asumir y cuáles de ellos quiere cubrir. Enumeramos y comentamos algunos pasos que le ayudarán a determinar si una cobertura financiera puede beneficiarle o no.
Lo primero que se debe hacer es identificar los riesgos. Generalmente una empresa se enfrenta a riesgos operativos -como, por ejemplo, el riesgo de que la competencia saque un producto mejor que el de la propia compañía- y a riesgos financieros -que se derivan de factores de mercado como los tipos de interés, las divisas y los precios de las acciones, entre otros-. Los riesgos operativos no se pueden cubrir porque no se negocian. Los riesgos financieros sí se pueden cubrir porque existen mercados (como MEFF en España) donde se negocian derivados sobre estos factores.
Además, es crítico determinar qué recompensas obtiene la empresa por asumir estos riesgos. Casi siempre las empresas son recompensadas por asumir riesgos relacionados con su negocio, pero no por los demás, como son los riesgos financieros, de ahí que decidan cubrirlos.
En un segundo momento hay que distinguir entre lo que es especulación y lo que es cobertura. Con frecuencia los inversores y directivos piensan que introducir derivados añade riesgos, cuando ocurre justo lo contrario. Una cobertura bien construida siempre reduce los riesgos. Por ejemplo, si un productor español de vinos que vende en Estados Unidos decide no cubrir sus ingresos en dólares, está especulando a que el euro se va a depreciar respecto al dólar o se va a mantener estable. Si resulta que es el dólar el que se deprecia respecto a la divisa de la zona euro, los ingresos de la empresa se verán recortados.
El tercer paso será valorar los costes de cubrir con relación a los beneficios que se obtienen de la cobertura. Muchas estructuras cuestan dinero, pero hay que ponerlas en situación con las pérdidas que se pueden sufrir si no se llevan a cabo. Es el mismo enfoque que damos al pagar la prima de un seguro -relacionándola con la pérdida potencial-. En el ejemplo anterior, los costes son las pérdidas si el tipo de cambio se mueve en una dirección que le resulta adversa a la empresa o al inversor.
Para que la estrategia de cobertura sea eficiente, no debe estar basada en la opinión de mercado que tenga el inversor o el empresario. Cuando cubrimos debemos tener en mente la decisión de eliminar riesgos, no de apostar a una dirección de la Bolsa -esto sería espectacular-. Lo mejor en estos casos es reconocer que los movimientos del mercado son imprevisibles.
Algunos gestores deciden no cubrir los riesgos financieros porque la decisión de no cubrir pasa inadvertida ante el consejo de la empresa, mientras que con frecuencia la decisión de cubrir para reducir riesgos recibe mucha atención. Aquí nos enfrentamos con la ignorancia por parte de muchos directivos del funcionamiento de estos productos, lo que hace necesaria una educación en los derivados y en los beneficios de las coberturas. Y éstos nos trae al siguiente punto.
Clave en todo este proceso es la familiaridad con los instrumentos derivados, su compresión y conocimiento. La mayoría de las soluciones se pueden instrumentar con futuros y opciones y a partir de ellos se construyen derivados como los swaps, los FRA, caps, floor, etc.
Finalmente en el caso de implantarse en una empresa, como ocurre con cualquier otra actividad financiera, un programa de cobertura requiere un sistema de políticas internas, procedimientos y controles para garantizar que se usa debidamente. Por ejemplo debe designarse quiénes van a ser los responsables del programa, para qué fines se va a utilizar y cuál puede ser el valor nocional máximo comprometido en coberturas en un momento dado del tiempo entre otras opciones.