Hable con la sociedad
La empresa socialmente responsable debe estar dispuesta a escuchar a los distintos interlocutores Texto José Ángel Moreno
La sociedad demanda a las empresas que asuma cada día más nuevas responsabilidades. La responsabilidad social corporativa es, en buena medida, la repuesta de la compañía a esta demanda, tanto más acusada cuanto mayor es la dimensión y la relevancia social de la empresa, pero también cuanto más formada, consciente y madura es la sociedad. Se trata de una presión que llega a través diferentes canales: desde asociaciones de consumidores o inversores institucionales a medios de comunicación, pasando por organizaciones de todo rango. En definitiva, la sociedad pide a la empresa que se comprometa más decididamente.
Mal haría la compañía en asumir una postura defensiva ante este panorama. La realidad es tozuda, y asumirla con lucidez y tratar de gestionarla con provecho es, ante todo, un signo de inteligencia, cuando no una necesidad de supervivencia. Como dice Adela Cortina, son cuestiones de las que depende la legitimación social de la empresa: la confianza y la aceptación que merece en el entorno social en que se desenvuelve. Algo que, antes o después, acaba repercutiendo en el mercado. No es un simple problema de imagen.
Parece evidente que afrontar esa demanda social requiere entenderla, escuchar esas llamadas de la sociedad, conocer lo que espera. Conocimiento imposible sin un diálogo transparente con los agentes sociales, incluso con los que mantienen opiniones críticas. Un diálogo, además, que debe ser asumido por el conjunto de la compañía.
En esta disposición para el diálogo estriba una de las dimensiones inexcusables de la responsabilidad social de la empresa. Una dimensión que no debería verse sólo como una incomodidad y una posibilidad de confrontaciones, sino como una poderosa fuente de conocimiento, como recuerda el profesor Josep María Lozano, no porque esos múltiples agentes sociales sean mejores que las empresas, sino porque saben cosas que ellas no saben. En suma, porque de ese diálogo aprenderán unos y otros. Recordemos que se trata de un diálogo inútil si no se derivan de él actuaciones consecuentes. Hay quien considera que estaríamos ante un proceso que no hace sino introducir limitaciones, rigideces y condicionamientos externos en la vida de la empresa. Es absolutamente cierto. Pero en ello, precisamente, estriba la responsabilidad social.
Para conocer mejor unos y otros y optimizar su balance, nada mejor que hablar todo lo posible con la sociedad. Aunque parezca enojada en ocasiones o dormida en otras, siempre escucha. Así lo entiende BBVA, y ése es uno de los objetivos básicos que ha perseguido con el curso La gestión de la RSC: el caso de la banca, que coorganiza con la UNED y Economistas sin Fronteras, para intercambiar perspectivas y potenciar formas comunes de afrontar estas cuestiones. Todo con la inspiración general que hubiese recomendado Almodóvar a la empresa con vocación de responsabilidad con la sociedad: hable con ella.